La Boqueria es un bullicioso sitio ubicado justo al lado
exterior de las antiguas murallas, lugar hoy más conocido bajo el nombre de Las
Ramblas —o Les Rambles— de Barcelona. Desde tiempos inmemoriales, los campesinos
se encontraban en este lugar para vender sus productos a los comerciantes de la ciudad.
Su nombre viene de un portal de acceso a la fortificación medieval, que el rey
Berenguer IV se llevó como botín de guerra cuando conquistó la ciudad
mora de Almería. Su diseño arabesco era de tan deslumbrante belleza, que
ante su presencia a la gente se le caía involuntariamente el mentón. De
ahí el nombre de "boquería".
Se ha convertido en uno de los sitios más populares que Barcelona
puede ofrecer al ojo humano. Si bien Barcelona ofrece al turista muchas atracciones, como
el Museu Picasso o las obras arquitectónicas de Gaudí, tarde o temprano,
sin saber cómo, todo el mundo acaba en La Boquería. Como hay visitantes
que ponen la comida por delante, más de uno se dirige a las puertas de La Boqueria
nada más llegar a Barcelona.
Esta semana se produjo allí un gran alboroto porque en un puesto frente a la plaza
de la Gardunya, Llorenç e Isaac Petràs, padre e hijo, ofrecieron alimentos
con insectos de la empresa británica Edible (Comestible), procedentes de Londres
y México, un refinado producto de importación criado en granjas.
Los Petràs empezaron a vender setas exóticas hace 22 años. Dicen
que los barceloneses, acostumbrados al champiñón, miraban los productos
con perplejidad, pero pronto se interesaron. Isaac fue el que trajo la idea de los insectos.
Viajó a Londres y trajo de vuelta los productos con insectos, basados en himenópteros,
ortópteros y otros órdenes.
Sin duda, muchas de estas "exquisiteces" habrán sido llevados como curiosidad,
para dejarlos en una vitrina o un cajón como recuerdo. No es muy claro si los chicos
van a lamer sus discos de caramelo transparentes ("piruletas" en España,
"chupetines" en Argentina) que exhiben, a través de las partes transparentes
del dulce, gusanos, escorpiones u hormigas.
Entre las exquisiteces ofrecidas se pueden nombrar abejorro con jalea real —que
según los del puesto es apreciado por las ancianas de Japón, que lo usan
como reconstituyente—, caramelos de escorpión (6 euros), gusanitos a la barbacoa
(3 euros la bolsa), sal de escarabajo, botellita de vodka con serpiente, grillos, hormigas
culonas (de Sudamérica), chupachups con perlas trituradas...
Sábado, 3 Abril 2004
Más información:
La cocina de insectos, fenómeno emergente en Europa
Insectos para la elaboración de salchichas: estudio en el IPN de México
¿Por qué no insectos?
Los insectos también son un buen producto para exportar
Unos insectos que se comen, los "chapulines", pueden estar contaminados
Un insecto que se usa como alimento en el sur de África genera discusiones
Un colegio de Estados Unidos convida a sus alumnos con delicadezas hechas con insectos
Dice la actriz Angelina Jolie que le encanta desayunar insectos
Lluvias en Venezuela traen regocijo a los indígenas: un manjar entomológico cae del cielo
Colombia exporta hormigas como manjar exótico
|