Arte
Religioso de
SalvadorDalí
La obra artística de Salvador Dalí es ingente, a lo largo
de los 85 años de su vida dejó una enorme cantidad de óleos,
acuarelas, grabados, esculturas, joyas, figurines de ballet, films, escenografía
etc. El completo catálogo de su producción es un trabajo
casi imposible. Baste recordar que hay dos museos dedicados exclusivamente
su obra, el “Museo Dalí” de Figueres y el “Salvador
Dalí Museum” de Saint Petersbourg en Florida (USA).
Conviene ahora tratar separadamente la pintura religiosa de Dalí
en este año del centenario de su nacimiento para destapar la visión
sesgada que se ha comenzado a organizar entre los críticos y escritores
llamados progresistas. Estas individuos solo saben destacar el Dalí
erótico, surrealista y temporalmente comunista, e ignoran deliberadamente
su arte religioso, su interés por el patriotismo español
y por los grandes maestros del misticismo del siglo XVII. Es imposible
considerar a Dalí como un represaliado del régimen franquista
cuando no solamente se deshizo en elogios sobre la persona y obra del
Caudillo en la multitudinaria conferencia del Park Güell la noche
del 29 de septiembre de 1956, sino que fue condecorado con la gran Cruz
de Isabel la Católica, fue recibido en audiencia en el Prado, pintó
el retrato de Carmen Franco Polo y en una de las ilustraciones de “Memorias
del Surrealismo” representó la bandera bicolor con el escudo
del águila de San Juan. Pero estas evidencias, para algunos, son
del todo inoportunas y es mejor, sobre ellas, correr un muy tupido velo.
Dalí era hijo de Figueres y, como todos los ampurdaneses, estaba
tocado por el soplo de la tramontana que le confería genialidad,
inquietud y extravagancia, aunque tenía bastante inteligencia para
administrar sus arrebatos de manera calculada. En condiciones normales
era una persona sensata y tranquila, pero en presencia de periodistas,
críticos o curiosos se transformaba y utilizaba las expresiones
más pintorescas y absurdas. Por lo tanto debe separase el aspecto
grotesco del maestro de su obra donde se percibe una sabiduría
extraordinaria y un oficio fuera de la común.
A lo largo de su vida se movió dentro de todos los movimientos
artísticos de cada momento y en todos ellos se distinguió
por la calidad de sus obras. Tuvo inicios impresionistas, siguió
con experiencias cubistas y se introdujo de lleno en el movimiento surrealista,
al que aportó piezas de gran calidad.
Después entró en una fase que podría tildarse de
hiperrealista, de cariz clásico, en la que dejó su mejor
pintura de tipo religioso.
Paralelamente a su obra artística corren una serie de cambios
de rumbo, de pensamiento y de ideología. De estudiante en la Academia
de San Fernando, fue un anarquista en contacto con Luis Buñuel
y Federico García Lorca, después con André Breton,
Max Ernst, Paul Eluard y demás miembros del grupo, se acercó
al comunismo y pinto la famosa tela de las “Seis apariciones de
Lenin en un piano” (1931), para discrepar bien pronto del grupo,
siendo juzgado y expulsado. Con sus visitas a los Estados Unidos, antes
y después de la Guerra Civil española, había adquirido
una fama y un prestigio que le permitieron trabajar en lo más le
complacía. Siempre en compañía de Gala, su musa inspiradora,
Dalí estableció en su personalidad definitiva y desde 1948
manifestó en sus escritos gran interés por las técnicas
pictóricas de los grandes maestros italianos y españoles
y se dedicó a la elaboración de grandes telas con motivos
históricos y temática religiosa, especialmente basada en
la religión católica e inspiración en el misticismo
del siglo XVII. Recibido en audiencia por Su Santidad Pío XII,
le mostró la primera versión de la “Madonna de Port
Lligat”(1950) donde la figura central de la Virgen María,
con el rostro de Gala, se complementa con elementos arquitectónicos
y paisajísticos suspendidos en el aire, rodeados de una atmósfera
diáfana y tranquila de tipo renacentista, especialmente relacionado
con las obras de Piero della Francesca.
|
|
Aquel revolucionario surrealista fue, desde entonces,
el autor de grandes pinturas preciosistas de tipo religioso, tratadas
con exquisita delicadeza, manifiesta, por ejemplo, en las representaciones
de Cristo, donde no se puede ver el rostro del Señor, como
sucede en el “Cristo de San Juan de la Cruz, o Cristo de Port
Lligat”(1951) donde tampoco aparecen los clavos y demás
símbolos de la crucifixión, quedando la figura separada
ligeramente de la cruz, encima de un paisaje de rocas de Port Lligat
y un fondo totalmente negro. Este mismo año 1951 comentó
en su “Manifiesto místico” explicando que si
bien Jesucristo tuvo forma humana, por el hecho de ser imperecedero,
no se le debe representar como un ser humano torturado.
|
En el caso del “Corpus Hypercubus” (1954)
la cruz del sacrificio está formada por ocho cubos en disposición
tridimensional donde la figura de Cristo presenta la cabeza en escorzo,
lo que impide la visión del rostro, mientras el cuerpo, sin apoyar
en ningún momento en la cruz, permanece ingrávido en el
espacio.
Se trata de un espléndido ejercicio de perspectiva
según los exactos procedimientos descritos por Filipo Brunelleschi,
Lucca Paccioli, Piero della Francesca, Paolo Ucello o Andra del Castagno.
La cruz deja de ser un abominable instrumento de tortura y se convierte
en una expresión geométrica de tipo filosófico, de
una gran profundidad de simbolismo y trascendencia.
Esta pintura se firmó en 1954 casi tres decenios
después de la muerte de Antonio Gaudí, quien es bien seguro
que hubiese admirado la interpretación daliniana de la cruz de
cuatro brazos, que figuró en lis edificios gaudiniuanos, religiosos
o no. Este tipo de cruz, por el hecho de ser tridimensional, abarca todo
el espacio y representa la expansión de la verdad de Cristo por
todo el Universo. Dalí propugnó una ardiente defensa de
Gaudí en la famosa conferencia multitudinaria del Park Güell
el 29 de septiembre de 1956, donde pintó la Sagrada Familia con
alquitrán sobre una gran lona, defendiendo la continuación
de las obras del Templo y el inmenso valor de la arquitectura de Gaudí.
Otra combinación de geometría y pintura
religiosa puede verse en “La Santa Cena” (1955), donde Cristo
y los apóstoles permanecen dentro de un dodecaedro pentagonal,
poliedro regular que, según los discípulos de Platón,
representa la Quinta Esencia, pues dentro de este poliedro se pueden inscribir
los demás poliedros regulares, el cubo, el tetraedro, el octaedro
y el icosaedro, representación de los cuatro elementos del Universo,
la tierra, el fuego, el agua y el aire. Estas representaciones geométricas
demuestran un conocimiento no solamente artístico del maestro,
sino también científico, pues Dalí estudió
los tratados sobre energía nuclear, psicoanálisis de Freud
y, especialmente lasa teorías místico-geométricas
de Juan de Herrera a través de su “Tratado del cuerpo cúbico
conforme a los principios del arte de Raimundo Lulio”, dopnde unen
las ideas místicas medievales con losconceptos geométricod
del Renacimiento. Geometría que se expresa igualmente en la arquitectura
gótica en su “Santiago de Compostela” (1957) donde
la figura rampante del caballo visto desde abajo, presenta al apóstol
con una espada en forma de Cristo Crucificado con el fondo del intradós
de una bóveda gótica que corresponde a la iglesia de los
Jacobinos de Toulouse, bóveda que arranca de un pilar central a
la espalda del santo, en un ambiente de cielo y mar de color azul cobalto
con las inevitables rocas del Port Lligat.
Con anterioridad, 1946, había pintado “Las
tentaciones de San Antonio” con las formas surrealistas del caballo
y los elefantes de patas delgadas y alargadas hasta el absurdo que proponen
un ambiente muy adecuado a las imaginaciones oníricas del santo
tentado por el demonio.
Mucho más realista y sobre un fondo de color
verdoso, pintó la tela “Assumpta corpuscularia lapislazulina”
(1952) donde la figura de la Virgen, con el rostro de Gala, contiene la
de Cristo y también un altar con el Crucifijo y dos candelabros.
Más tarde representó el “Concilio Ecuménico”(1960)
y “Explosión mística dentro de una catedral. San Pedro
del Vaticano” (1960-1964), plenamente a las formas de la religión
católica aunque, contemporáneamente persistió en
sus figuraciones que nada tenían de religioso, pero su capacidad
de abarcar todas las ideas y tendencias le permitió esta diversidad
de aspectos. Este pintor que trató tan diversas tendencias demostró
una falta total de prejuicios, ausencia de fanatismo y capacidad de captar
y plasmar en su obra de arte cuestiones puramente coyunturales y políticas
perro, al mismo tiempo, tratar sabiamente sobre principios científicos
y religiosos.
Joan
Bassegoda i Nonell (6 de enero de 2004)
|