Salvador
Dalí y Antonio Gaudí
En su calidad de artista, Salvador Dalí fue sensible a la obra
de Gaudí y comentó elogiosamente sus edificios y sus ideas. Para ello utilizó
su particular estilo, lleno de exageraciones y opiniones más que singulares.
Barcelona.- En 1969 el escritor Robert Descarnes invitó a Dalí a redactar
una biografía del arquitecto. Dalí manifestó que el libro sobre Gaudí
estaba ya escrito y era “La visió artística i religiosa d’en Gaudí”
de Francesc Pujols, publicada en 1927 a poco de la muerte de Gaudí. Dalí se
limitó a redactar un sustancioso prólogo que encabeza el libro con texto de
Descarnes e ilustran las fotografías de Clovis Prévost (Edita, Lausana, 1969);
el libro conoció una edición en inglés (Bracken Books, Londres, 1968).
Ambas obras reproducen abundante material gráfico cedido por el escultor Juan Matamala
y el comentario sobre el proyecto de hotel en Nueva Cork de 1908, a cargo de George R. Collins.
Este había glosado la personalidad de Gaudí en una famosa conferencia
en el Park Güell en 1956, que más abajo se comenta, y en otras muchas ocasiones.
Hubo otro momento de coincidencia, cuando en verano de 1967 en el curso de una visita a
la masía de Can Sol de la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló,
la propietaria del edificio me comunicó que había localizado en la carbonera
dos dibujos de Gaudí. Manifesté mi incredulidad, pero cuando pude ver los
dibujos comprendí que eran auténticos, incluso uno de ellos había sido
reproducido en el libro de Ràfols de 1929.
Fotografías al sol
Estos dibujos eran en realidad acuarelas pintadas sobre las fotografías de la maqueta
polifunicular de cordeles y saquitos rellenos de perdigones, que realizó el escultor
Vicente Vilarrubias Valls. De los negativos (9 x 12 cm.) se hicieron ampliaciones a gran
tamaño sobre papel fotográfico por el sistema llamado heliográfico:
es decir, con ayuda de luz solar. Encima de estas ampliaciones Gaudí, por medio de
acuarela y gouache, trazó un alzado exterior y una vista interior de la iglesia superior
de la Colonia Güell.
Los dibujos encontrados en 1967 en la carbonera presentaban daños a causa de la
humedad y los más de 60 años de abandono. En la vista del exterior se había
desprendido parte del gouache de la pintura y quedaba a la vista un fragmento de la maqueta
polifunicular, demostrando que Gaudí había trabajado directamente sobre la
foto de la maqueta.
Los dibujos de Gaudí siguieron en la masía de Can Sol. Fueron reproducidos
en el libro de Descarnes-Prévost y en el catálogo de la Exposición
“El Modernismo en España”, (Madrid, 1969). En 1975 fueron vendidos y,
tras algunas vicisitudes, expuestos en la Sala Parés en 1976 en el cincuentenario
de la muerte de Gaudí.
Los dibujos siguen en manos privadas, pero en 1976 estuvieron en poder de un anticuario
el cual, con el fin de promocionar su venta, encargó a Salvador Dalí un dibujo
en homenaje al arquitecto. El dibujo, sobre fondo negro, representa una G que rodea el nombre
de Gaudí copiado de una tarjeta profesional de 1878. Firmado “Dalí,
1976”, se imprimió en una carpeta que contenía las serigrafías
copias de los originales de Gaudí.
De estas carpetas se hizo una tirada de cien ejemplares, que contenía además
un cuaderno bilingüe español inglés sobre Antoni Gaudí, que redacté
entonces e ilustré con diversas fotografías antiguas de la Colonia Güell.
Los dos dibujos acuarelados han seguido figurando en numerosas exposiciones; su propietario
nunca ha negado su colaboración en las continuas muestras gaudinianas, tanto en Europa,
como en Asia o América. Sin embargo, el dibujo de Dalí en 1976 no ha tenido
más divulgación que las cien carpetas numeradas que se distribuyeron en 1976.
El año 2004 será el del centenario del nacimiento de Dalí y proliferarán
los actos y publicaciones en homenaje al excéntrico pintor, cuyas tendencias sentimentales
y políticas cambiaron con frecuencia. El mismo que pintó seis veces a Lenin
encima del teclado de un piano, hizo el retrato de Carmen Franco Polo en un caballo blanco.
La excepcional manera de explicarse de Dalí tuvo en su conferencia de 1956 en el
Park Güell, expresiones únicas.
Sirvan de colofón los siguientes párrafos: “El pintor Mariano Fortuna
es un genio; yo también. Gaudí es un genio; yo también; Prim, Fortuna
y Gaudí son de Reus; yo también. Yo también, porque como escribió
nuestro gran filósofo Francesc Pujols, en nuestro país hay muchas gentes que,
si no son de Reus, lo parecen”. Yo también porque, como escribió nuestro
filósofo Eugenio Montes, en los momentos actuales de terrible depresión moral
y espiritual, es un honor vivir y ser español, los de Figueres, los de Port Lligat,
lo mismo que los de Sevilla, El Escorial o de España entera, sabiendo la importancia
de nuestro país formamos esa tierra unida, esa tierra mística, esa tierra
del siglo y de la unidad espiritual.
Juan Bassegoda i Nonell, Conservador de la Real Cátedra Gaudí
Artículo publicado en ABC, el 29 de Diciembre de 2003
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