Junio:
Dos Aniversarios
de Gaudí
Su arquitectura:
una lección de conocimiento y albor a la Naturaleza
En este mes de junio se cumplen
dos aniversarios gaudinianos. El día 10 se conmemoró el
fallecimiento del arquitecto ocurrido en el Hospital de la Santa Cruz,
como consecuencia del accidente sufrido, tres días antes, en la
calle de Bailén esquina a la de Cortes. Sucedió la desgracia
en 1926, es decir hace 77 años. Dentro del mismo mes, el día
25 acaece el 151 aniversario del nacimiento de Gaudí. Precisamente
los 150 años más trepidantes de la historia de la Humanidad.
Las casualidades, las coincidencias
y las raras carambolas han desatado siempre múltiples comentarios
y han mezclado los astros y las galaxias con el destino del hombre.
La ordenación del Universo
es un hecho y parece una solución demasiado fácil confiarla
a los signos del zodiaco o a las coincidencias de los satélites
de Saturno.
Estas consideraciones vienen
a cuento a propósito de la obra de Gaudí, este arquitecto
que vio la luz en un dorado mes de junio y se extinguió dentro
de otro junio, setenta y cuatro años después.
ALUMNO FUNDADOR DE LA ESCUELA
DE ARQUITECTURA DE BARCELONA
El orgánico conjunto
de las obras de Gaudí aparece ya en todo su valor merced a la perspectiva
histórica y a los estudios de quienes han dedicado sus afanes a
tan fecunda labor, pero este conjunto de obras fue debido precisamente
a una serie de circunstancias que parecieron conjugarse providencialmente
para determinar lo que podría poéticamente llamarse, la
estrella de Gaudí.
De haber nacido unos pocos
años antes, Gaudí no hubiese podido ser arquitecto ya que
formó parte de la primera promoción de arquitectos de la
recién fundada Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona.
La escasez de medios económicos
de sus progenitores le hubiese impedido un costoso desplazamiento a Madrid
donde funcionaba, desde 1854, la única escuela Especial de Arquitectura
de España.
Ya fue un gran sacrificio su
traslado desde Reus a Barcelona, sacrificio al que Gaudí contribuyó
costeándose los estudios, trabajan como delineante de otros arquitectos
como Villar, Sala y Serrallach.
Si su nacimiento se hubiese
producido en 1842, por ejemplo, es probable que no hubiese pasado de maestro
de obras, en cambio llegó a Barcelona justo en el momento, 1870,
en que se extinguía la Escuela de Maestros de Obras y se creaba
la de Arquitectura.
A CABALLO DE DOS SIGLOS
Una vez concluida la carrera,
sus primeros pasos profesionales se hallan comprendidos entre dos exposiciones
universales, que fueron decisivas para él. La de 1878, en París,
donde concurrió con su ambicioso proyecto de "Cooperativa
Mataronense" y la original vitrina de la guantería de Esteban
Comella, realizada con ayuda de su fiel amigo Lorenzo Matamala. Y la Exposición
Universal de 1888 en Barcelona. En la primera tuvo ocasión de darse
a conocer a don Eusebio Güell, y en la segunda, además de
afirmar su relación con el Marqués de Comillas, encontró
indirectamente la posibilidad de importantes realizaciones, dado el impulso
que la Exposición dio a la ciudad y a su Ensanche.
El cambio de siglo fue también
un cambio de manera de ser de las gentes y consecuentemente de la arquitectura.
Gaudí hizo para Güell
el palacio de la calle Nou de la Rambla que es aún un edificio
medieval al modo de los de la calle de Montcada. Este edificio se inauguró
oficialmente en 1888.
En 1904 inició para
don José Batlló Casanovas la genial sinfonía cromática
que es la reforma de la casa número 41 del paseo de Gracia y, apenas
terminada ésta, en 1906 inició la construcción de
"La Pedrera" para don Pablo Milá i Camps.
Estos edificios son el prototipo de la casa del Ensanche, mejor dicho
su más exaltada y mejor interpretación, tal como el Palacio
Güell fue la superación de los modelos medievales.
Le correspondió a Gaudí
vivir pues a caballo entre dos siglos y ser partícipe de la transformación
de la ciudad.
SAGRADA FAMILIA: MODELO
Y FUENTE DE INSPIRACION
Su fallecimiento se produjo
en el mismo año en que Walter Gropius establecía su Bauhaus,
cuna de racionalismo, en Dessau después de los inicios en Weimar,
y ocurrió cuando Gaudí estaba dedicado de lleno, exclusivamente,
al Templo de la Sagrada Familia.
Este edificio no es exageración
pensar que será modelo y fuente de inspiración de la arquitectura
futura después de más de medio siglo de noviazgo con la
tecnología racionalista; y por más de una razón.
Desde el Congreso de Estocolomo
de 1971 hasta el de Sudáfrica de 2002, delegados de todo el mundo
se reúnen periódicamente para salvar el medio ambiente.
Como todos los congresos del mundo, acaban con unas conclusiones de las
que cada cual hará el uso que más le convenga.
Para preservar la Naturaleza
no queda más remedio que amarla y respetarla y para ello es imprescindible
conocerla y conocerla a fondo. La arquitectura de Gaudí, como la
predicación de San Francisco de Asís es toda una lección
de conocimiento y amor a la naturaleza.
RECONOCIMIENTO A UNOS MÉRITOS
La obra de Gaudí fue
menospreciada y criticada por los racionalistas que sólo veían
a través de los ojos del cálculo y de la técnica.
El arquitecto no alcanzó a ver los edificios de los años
treinta, ni a escuchar las diatribas que contra él se lanzaron
por entonces. También esto tiene algo de providencial pues se le
ahorró a Gaudí un buen puñado de malos ratos.
En cambio sus obras vuelven
a ser ahora consideradas y estimadas cuando la humanidad parece decidirse
a conservar lo que queda de la naturaleza que ha estado durante el último
medio siglo sistemáticamente castigada y destruida.
Los abstractismos sean pictóricos
o escultórico?arquitectónicos están de capa caída,
pero la evolución es lenta y cuesta cambiar unas posturas en las
que el pretendido arte se arrellanó durante tanto tiempo.
Cuando el cambio se haya realizado
del todo, la arquitectura naturalista de Gaudí será verdaderamente
apreciada no por su posible y discutida similitud con el modernismo o
el expresionismo, mérito que últimamente se le ha otorgado,
sino por su respeto y su inteligente fundación en los seres vivos,
plantas y animales, que forman la población de la tierra.
Naturaleza amenazada pero irreductible,
como amenazado e irreductible es el templo de la Sagrada Familia.
Juan Bassegoda
i Nonell, Conservador de la Real Cátedra Gaudí
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