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Fotografías de © Jaume Mestres |
El Palau
Güell (1886-1890)
El entresuelo se desenvolupa a lado y lado de la escalera principal y es donde se encontrarían, inicialmente, el despacho de Güell, la administración, el archivo, la biblioteca y una pequeña sala de espera o de descanso. Desde ésta arranca la escalera de honor que llega hasta la planta noble. Las dependencias de dicha planta se distribuyen alrededor de un hall que alcanza toda la altura del edificio en forma de cúpula parabólica con revestimiento interior de placas hexagonales y con perforaciones que permiten la entrada de luz. La escalera de honor desemboca en la primera crujía, donde podemos ver cuatro espacios distintos: la antesala, la sala de paso al hall, la sala de visitas y el tocador. Para iluminar los tres primeros, Gaudí elaboró un acurado sistema de filtración de luz, consistente en unas columnas de mármol gris pulido del Garraf y la típica tribuna del piso principal. La tribuna no llega hasta el final de la fachada porque Gaudí quiso solucionar de forma suave el encuentro con la fachada vecina y así, además, diferenciaba la entrada del servicio de la zona principal. Esta parte sin tribuna corresponde al tocador. A través de la sala de paso entramos al hall, lugar donde Güell celebraba reuniones literarias y artísticas, fiestas y conciertos. Una pequeña capilla-oratorio se esconde dentro de un armario con los doce apóstoles dibujados en sus puertas, y a su izquierda un pequeño órgano era disfrutado por la hija mayor del señor Güell. Es curioso el sistema que utilizó Gaudí para su construcción ya que los tubos por donde sale el aire llegan hasta dos pisos más arriba consiguiendo un gran efecto acústico. Junto a la fachada posterior estaba el comedor y la sala de confianza, separados por una celosía de madera tallada, y una sala de billar, desde la cual se puede salir al patio interior de la manzana. En el comedor hay una chimenea diseñada por Oliveras y detrás tiene la despensa con un montacargas que servía para comunicarse con la cocina, situada en el último piso. Sobre la planta noble hay una tribuna anexa al salón, los dormitorios, los tocadores, los sanitarios y los baños para los inquilinos, es decir, para la familia Güell ya que allí se trasladó a vivir hasta que en 1906 don Eusebi se mudó al Park Güell. La decoración de las habitaciones responde a la distribución de las columnas y los arcos de la planta noble, excepto en la de Eusebi Güell donde están decoradas con hierro forjado en formas vegetales. Des de esta habitación se puede salir a un pequeño balcón cubierto por un umbráculo de madera y hierro, que da al interior de la manzana de casas. En el último piso, la buhardilla, estaban las dependencias para los criados, el lavadero y la cocina, y se accedía a través de la escalera de servicio. El elemento que sustenta esta escalera son los mismos montantes de las barandillas y, empalmados, cuelgan de una viga situada en el penúltimo tramo de la escalera. Siguiendo esta escalera se llega a la azotea en medio de la cual se alza un cono, revestido de piedras de marés vidriada, de 15 metros de altura que es la continuación del cuerpo parabólico que, junto con cuatro amplias aberturas parabólicas, ilumina el salón principal. Pero lo que más sorprende de este terrado son las 20 chimeneas de formas diferentes, de ladrillo, de tabique revocado o revestidas de cerámica troceada, que servían de ventilación o de salida de humos.
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