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AÑO DALÍ 2004

Artículo de Información

Continúa el enigma
Dos periodistas desvelan algunas incógnitas de Dalí

 

Por María Elena Gaya

MADRID.- Los periodistas españoles Màrius Carol y Josep Playá, que cubrieron como redactores de a pie los últimos diez años de la vida del pintor Salvador Dalí, desvelan en su último libro, "Enigma Dalí", algunas de las incógnitas que rodearon al artista, como los posibles motivos por los que el pintor catalán cambio su testamento en favor del Estado Español o su relación con su esposa y musa, Gala Devoulina.

En este "Año Dalí", que celebra el centenario del nacimiento del prestigioso pintor, los autores han obtenido el premio de ensayo "Así fue, la historia rescatada", por una obra escrita "con el objetivo de aportar claves y materiales inéditos para interpretar a Dalí", según Playá, "aunque somos conscientes de que al pintor siempre le gustó jugar e inventar su propia vida, que quiso que se pelearan por su obra y que, por mucho que le estudiemos, su enigma sobrevivirá", continuó Carol.

¿Qué cuentan sobre Dalí que aún no se sepa?

Josep Playá: Nosotros hemos querido hacer un análisis transversal a través de sus enigmas para dar pistas y dejamos la interpretación al lector.

Marius Carol: Yo añadiría que hay enigmas muy vitales. Aquellos relacionados con la sexualidad, la importancia de la familia y, luego, hay otros puntuales, como su testamento.

¿Qué es lo que más les sorprende del último testamento?

M.C.: En este testamento Cataluña, su tierra de origen, se quedó sin nada y esto es un dato sorprendente, porque si uno se fija en los siete testamentos anteriores firmados en Cataluña y en los dos que hizo en Nueva York, Dalí siempre se acuerda de su tierra.

Además, Playà investigó y narra con datos cómo, en el último momento, estuvo tentado de cambiarlo de nuevo por temor a meter la pata.

El lugar donde Dalí quería ser enterrado ha sido un enigma...

J.P.: Nosotros contamos que Dalí afirmó que quería ser enterrado en Púbol, al lado de Gala, e incluso lo dejó por escrito. Pero, en 1988, desde su habitación de una Clínica de Barcelona, llamó al alcalde de Figueras para comunicarle que quería ser enterrado debajo de su cúpula del Museo. Aquel mismo día pidió la comparecencia de un notario en el hospital.

¿Cómo se enfrentó a la muerte, uno de sus máximos temores?

J.P.: Era una de sus obsesiones y por eso hablaba muy poco de ello, sobre todo, en los últimos años. Cuando Walt Disney dijo que quería ser congelado, Dalí también se acogió a ello. Creía que la ciencia debería haber invertido más esfuerzos en investigar sobre cómo prolongar la vida de las personas, en vez de invertir en estudios sobre cómo llegar a la Luna...

Salvador Dalí era muy excéntrico. ¿Se comportaba en privado como lo hacía en público?

J.P.: No. Las personas que más lo conocieron siempre hacen hincapié en la diferencia ente el Dalí público y el Dalí privado.

¿Consideran que le hace justicia a esa imagen de "Genio Loco"?

J.P.: Por supuesto que la tenía. Cuando decía que sin Gala hubiese enloquecido, lo cierto es que no decía ninguna tontería, porque ella fue determinante. Su falta de cordura viene de su propia tradición familiar. Su abuelo se suicidó, su padre era sumamente autoritario, exaltado y violento. Todos estos factores pesan sobre su personalidad.

¿Fue Dalí una persona de fácil convivencia?

J.P.: Tenía un carácter complicado, pero Gala quedó fascinada por el pintor nada más conocerlo. Creo que intuyó que era un genio y que iba a triunfar, a alcanzar la fama. Fue su protectora durante toda su vida.

EFE
Lunes 15 de marzo de 2004