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Riudoms, el pueblo de GaudíEl arquitecto Kenji Imai visitó, hace 45 años, Riudoms a la búsqueda de las raíces de Gaudí. Se interesó por sus orígenes, hizó algunos dibujos del pueblo i visitó el Mas de la Calderera. De la relación del maestro de Riudoms con el Japón se explica una preciosa historia. El mes de diciembre de 1926 llegaba a Barcelona un joven universitario japonés por viaje de estudios por Europa y América del Norte. Su propósito era conocer algunos de los mejores arquitectos del mundo. Hacia escala en la ciudad condal atraído por las referencias sobre la obra de Antoni Gaudí y con la ansia de hablar con el maestro sobre su concepción artística. Cuando llegó a la Sagrada Família en un día lluvioso y la contemplación del templo inacabado le sorprendió enormemente. Cuando le preguntó por el creador de aquella obra, alguien le dijó que había muerto hacía unos meses. No os podeís imaginar cuál fue su desencanto. El nuevo director de las obras, Domènec Sugrañes, lo guió por la construcción y le explicó sus soluciones arquitectónicas. Después también visitó la Casa Batlló y la Pedrera. Cuando regresó a su país, Imai se dió cuenta que alguna cosa había cambiado dentro suyo. Publicó varios artículos sobre Gaudí y participó en exposiciones para darlo a conocer. La fascinación por el genio de Riudoms marcó la trayectoria profesional y espiritual de Kenji Imai 1895-1987, a lo cual ayudó a su esposa, Maria Shimko, de tradición católica, que le hizó comprender la simbología gaudiniana. Imai acabó también por convertirse al catolicismo y adoptó el nombre de Joan de la Creu. Asímismo, creó la asociación de Amigos de Gaudí en Japón y se erigió en su presidente. Catedrático de arquitectura a la Universidad de Waseda, sus influencias gaudinianas cristalizaron en la realización del monumento conmemorativo de los 26 santos mártires, la iglesia de San Felipe y el museo, a Nagasaki, dónde usó el trencadís de piezas de porcelana. La obra fue distinguida con el Premio Nacional de Arquitectura en 1962. Un año después, en 1963, regresó a Cataluña e hizó un extenso recorrido durante los meses de junio y julio por mucho de los territorios que habían definido al artista. Así, el 26 de junio de 1963 -día del bautizo de Gaudí- el arquitecto japonés recaló en Riudoms por interesarse por sus orígenes. Hizó varios dibujos de la población y visitó el Mas de la Calderera. La fotografía que ilustra el artículo bien lo prueba. Después continuó su ruta. El 3 de julio de aquel año fue recibido por las autoridades municipales del Ayuntamiento de Barcelona, junto con otros gaudinistas extranjeros, como George R. Collins, presidente de los Amigos de Gaudí en Estados Unidos. Además su obra arquitectónica, Kenji Imai publicó dibujos y comentarios sobre arquitectura y fue un gran divulgador de Gaudí hasta los momentos más críticos. Murió en Tokio el 22 de mayo de 1987. Este artista singular constituye el primer escalón que llevó al descubrimiento de Antoni Gaudí por los japoneses y por otros países orientales hasta convertirlo en uno de los artistas más apreciados, como si se hubiera penetrado en las entrañas de su cultura mejor que cualquier otro occidental. Joan Torres Domènech
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