Jordi Bonet. Doctor en Arquitectura. Coordinador y arquitecto director de las obras de la Sagrada Familia. Conocedor como pocos de Antoni Gaudí, su obra y su método, ayer ofreció una conferencia en torno a la intervención del arquitecto catalán en la Catedral de Mallorca
Lo que se presumía una relajada entrevista acabó en una improvisada rueda de prensa, no por eso, menos interesante. Escuchar de cerca y con todo lujo de detalles a una de las personas que más ha investigado sobre Antoni Gaudí, su obra y sus métodos es todo un privilegio. Porque Jordi Bonet (Barcelona, 1925) es un apasionado de su profesión y, sobre todo, del arquitecto y artista catalán. Al frente de las obras de la Sagrada Familia desde 1987, asegura que no sabe cuándo estarán finalizadas "y no creo que llegue a verlo". Y a pesar de algunas críticas por su labor, defiende con vehemencia su trabajo porque "la geometría es una ciencia exacta y Gaudí lo dejo todo muy bien explicado". Ayer habló del "maestro" y su intervención en la Seu de Mallorca, "su laboratorio".
–Gaudí, la Seu y la Sagrada Familia, tres nombres íntimamente relacionados, más, incluso de lo que la gente se imagina.
–Sin duda, pero es fácil de explicar. Toda la obra de Antoni Gaudí gira en torno a la que es para él su creación más importante: la Sagrada Familia. Pero esto no es una excepción pues la historia de la arquitectura es la historia de los templos: el egipcio, el griego, el romano... Él tenía una idea muy clara, quería hacer una nueva arquitectura y para ello se fijó en la naturaleza. Observaba que con un mínimo de materia se podían hacer cosas muy resistentes. Anhelaba lograr eso en los edificios y también "ahorrar energía". Por eso se preguntó: ¿Por qué no utilizamos las formas que nos brinda la naturaleza en la arquitectura? Y así lo hizo.
–Trabajó duro en diversos proyectos, por eso el resultado en la Sagrada Familia es tan espectacular, tan sorprendente.
–Fue un gran investigador, de hecho, acabó inventando nuevas formas de cálculo, creó las formas geo-métricas regladas como el paraboloide hiperbólico, el hiperboloide, el helicoide... lo que define su estilo tan vital, tan orgánico.
–Tuvo un gran aliado...
–Sí, desde luego. El industrial catalán Eusebi Güell fue su mecenas, su cliente, su amigo. Güell le dejó acceder a muchos proyectos nuevos que le permitieron perfeccionar la técnica, entre ellos, la capilla de la Colonia Güell en Santa Coloma de Cervelló. Éste fue uno de sus laboratorios más importantes junto con, creo yo, la intervención en la Seu mallorquina. Aprendió mucho.
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