Antoni González: <<Ante un terremoto, sería buen refugio>>
Antoni González luce en la solapa la insignia de la encomienda de la Orden del Mérito Civil que el miércoles le otorgó la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, en reconocimiento a su trayectoria velando por el patrimonio arquitectónico de la Diputación de Barcelona. «Solo la llevaré un día, cuando recibes estos honores es que ya te haces viejo», bromea en el Palau Güell, a cuya remodelación se ha entregado estos últimos siete años.
¿Qué sería Barcelona sin Gaudí?
Tiene dos genios: Cerdà y Gaudí. Es una suerte impresionante la cantidad de obras de Gaudí que se han edificado aquí. Sin el Palau Güell, sin la Pedrera, sin La Casa Batlló y sin el parque Güell, Barcelona sería otra historia. Es extraordinario que haya acogido la obra de un genio una ciudad que no ha sido imperial, que lleva siglos sin ser reino, que no es cabeza de Estado. Si Florencia son los Médicis, Barcelona es Gaudí.
Cerdà no inspira tantas leyendas.
¿Por qué darle más vueltas? Es evidente que es un hombre fuera de lo común, pero eso no quiere decir que perteneciera a órdenes secretas o sectas. Que sea santo o no, o extremadamente patriota no aporta nada al personaje. Puede ser verdad o no, pero lo importante es que era un arquitecto magistral.
¿Qué es lo más raro que ha oído?
En algunos congresos me he llegado a asustar. Además de decir barbaridades, se las creen. A la Colònia Güell va gente a descubrir símbolos e interpretaciones surrealistas. Aseguran que Gaudí tenía visiones. La linterna central del Palau Güell, la cúpula de la Generalitat y la torre de Jean Nouvel están en línea recta. Eso es una absoluta casualidad, pero seguro que dentro de poco aparecerá algún libro que explique que fue un propósito de Gaudí. En la chimenea número nueve del Palau Güell hay gente que ve la cara de Cobi y proclaman que Mariscal copió de allí la mascota de Barcelona-92.
¿Qué ha sido lo más complicado de la restauración?
La madera estaba maltratada, Gaudí la utilizaba en el sentido mecánico. Los ebanistas han dedicado tres años a recuperar las texturas originales. La fase de investigación también fue intensa. Hemos averiguado hasta qué pasaría si hubiera un terremoto en Barcelona. Según los expertos el palacio es un buen refugio. Gaudí tuvo preocupación sísmica, buscó soluciones para afrontar huracanes y movimientos de tierra.
Todo el Raval tiene agua en el subsuelo. Eso afecta a los edificios.
El subsuelo ha cambiado al construir párkings y con la perforación de los sótanos del Liceu. En los años 70, reforzaron plantas con hierro, estudiamos científicamente si conservarlo o no. No había necesidad. No hemos encontrado los planos originales, solo administrativos.
¿Se quemaron en su taller?
Es posible que nunca existieran.
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