La visita del Papa no llena las calles de Barcelona y genera diversas protestas protagonizadas por colectivos de gays y lesbianas durante toda la mañana
Barcelona dio ayer la bienvenida al Papa pero no lo hizo en masa. La visita de Benedicto XVI a la capital catalana quedó marcada por una afluencia irregular que sólo se despertó hacia el mediodía y la elevada velocidad del papamóvil.
A primera hora de la mañana el cordón policial de los Mossos d'Esquadra estaba prácticamente desierto a excepción de algunos tramos, como el punto de partida de la comitiva papal en la plaza de la Catedral.
Ahí, centenares de personas -entre ellos muchos jóvenes- portaban banderas vaticanas. Algunos incluso se habían pintado la cara con los colores de la Santa Sede, como hinchas de un equipo de fútbol.
Como en un concierto
Las consignas que se gritaban también evocaban al fenómeno fan de los conciertos. "El Papa es mi adicción", "Viva el Papa" o "Sí, sí, sí, el Papa ya está aquí" fueron algunos de los cánticos más repetidos.
El papamóvil partió con un ligero retraso hacia la primera sorpresa del día: el vehículo apenas había recorrido unos cuantos metros cuando casi un centenar de parejas gays y lesbianas, así como heterosexuales, empezaron a besarse.
El asombro que causó esta flash mob fue grande, y acabó derivando en enfrentamientos verbales entre algunos fieles católicos y los manifestantes.
Ajeno a la polémica, el papamóvil prosiguió su marcha hacia el templo de Gaudí sin más contratiempos que el aspecto desolador de algún tramo. Seguramente por eso el vehículo llegó a los 40 km/h en vez de los 10 km/h previstos.
La afluencia de gente (que el Vaticano y el Ajuntament cifraron en 250.000 personas) en los alrededores de la Sagrada Família era bien distinta, donde centenares de personas se acercaron a lo largo del día.
La Monumental, llena
Hacia mediodía las calles presentaban su mejor imagen en cuanto a asistentes. De hecho, la plaza Monumental, donde se había instalado una pantalla gigante para seguir la ceremonia, contaba con una entrada (15.000 personas) que recordaba sus mejores tardes.
A esa hora, más de mil manifestantes en contra de la visita se acercaron al cruce de Gran Via con paseo de Gràcia. Aquí, las consignas eran bien distintas. "Bote, bote, bote, pederasta el que no bote", fue una de las más secundadas.
La concentración intentó acercarse hasta el recorrido de la comitiva, pero varias furgonetas de los Mossos impedían el paso. Algunos manifestantes increparon a la gente que pasaba con banderas del Vaticano pero, finalmente y tras dos horas, la protesta se diluyó. Como el fervor papal en las calles.
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