Reportaje
Gaudí, Picasso y... Copito
La prensa internacional despide al "gorila
más querido del mundo" y "mascota de BCN"
Nunca más nadie podrá escribir lo que publicó
Kate Robbins en el cuaderno de viajes del Daily Telegraph de Londres:
"Había visto su mirada bella y melancólica hace unos
años en un periódico y me impactó bastante. En vivo,
era aún más majestuoso".
Ningún reportaje turístico, ninguna guía
trotamundos de Barcelona, ningún folleto publicitario para promocionar
la ciudad se ha olvidado jamás de aconsejar una visita al zoo sólo
para ver a Copito de Nieve. Fue, sin duda alguna, el barcelonés
vivo más famoso en el planeta. Copito era tan universal, que la
pérdida de uno de los símbolos de Barcelona mereció
ayer una mención en los telediarios --empezando por la CNN-- y
en un gran número de periódicos en todo el mundo, desde
grandes fotos en portada hasta una breve noticia en las páginas
interiores. Noticias siempre acompañadas por ese retrato inconfundible
de la mirada tranquila de Copito.
Los calificativos fueron variopintos, casi siempre positivos. Desde "la
mascota de Barcelona" (L'Indépendant, de Francia) hasta "el
gorila más querido del mundo" (Bild, de Alemania). Este último
diario, sin embargo, mencionaba algunos de sus defectos: "Oía
y veía mal y no era muy inteligente, pero dejó 22 (sic)
descendientes", ya que una cosa no está reñida con
la otra.
Het Nieuwsblad de Bélgica resaltaba el mérito
de esos casi 40 años alcanzados por Copito, "ya que en libertad
los gorilas no suelen superar los 25 años". L'Indépendant
daba tal vez una de las recetas de esa longevidad: "Cuando llegó
a Barcelona, fue adoptado y educado como un niño de una familia
burguesa".
Fácilmente traducible
Otros diarios destacan el duelo masivo que ha originado
la muerte de Copito en Barcelona. "No había lágrimas
en el zoo, pero una tristeza general cayó sobre la ciudad como
una lona grisácea", escribía el Algemeen Dagblad holandés.
"Barcelona llora por Copito", titulaba De Telegraaf de Amsterdam
en portada.
Copito. Hasta en los rincones más lejanos, su nombre ya lo decía
todo. En Indonesia le llamaban Butir Salju; en Polonia decían Platek
Sniegu; en Hungría, Hópehely; en Suecia, Snöflinga,
y en Rumanía, Bulgarasul de Zapada. Copito de Nieve, fácilmente
traducible a todos los idiomas, fue un barcelonés universal.
O, tal como escribía el estudiante norteamericano Bradley Baker
en su diario de viaje por Europa: "Las atracciones de Barcelona giran
alrededor de cuatro ejes: Picasso, Gaudí, los Juegos Olímpicos
de 1992 y el gorila blanco".
La Sagrada Família seguirá en pie, el Museu Picasso no se
cerrará y el Anillo Olímpico en Montjuïc se conservará,
pero Copito ya nunca estará. "Menos mal que el pasado verano
pudimos verlo todavía. Me impresionaba sobre todo por lo bien que
se llevaba con el grupo. A todos los zoos del mundo nos hubiera gustado
tener un gorila como Copito", dice Constance Alderlieste, una de
las responsables del zoo de Rotterdam donde nació Xebo, el macho
que con dos hijas de Copito, Machinda y Kena, le dio los únicos
ocho nietos al gorila albino.
Xebo, nacido en 1985 y posible sucesor de Copito en el reino barcelonés
de los gorilas, pero sin su encanto peculiar, llegó a Barcelona
en 1995. Según Alderlieste, "Xebo no pudo seguir en Rotterdam
porque aquí se peleaba con su padre por el poder. Era intratable.
En Barcelona se ha encontrado desde el principio muy bien". Seguramente,
porque Copito era un buenazo y a su edad, y como líder natural,
ni le interesaba ya luchar por el mando.
Uno de los más tristes de su adiós debe de ser el belga
Filip Noterdaeme, director del Homeless Museum (Museo de los Sin Techo).
Él proponía para el Fòrum 2004 una visita guiada
para Copito en el Pabellón Mies van der Rohe, que igual que su
habitáculo en el zoo está marcado por los ventanales de
cristal y el color blanco. A cambio, se colocaría un ejemplar de
la Silla Barcelona del arquitecto en la jaula de los gorilas. Proyecto
que ahora es aún más imposible.
EDWIN WINKELS
El Periódico
de Catalunya (España)
Miércoles, 26 Noviembre 2003 |