La Sagrada Familia crece sin tregua
La retirada de un andamio permite contemplar el techo de la nave central
Gaudí proyectó las bóvedas como si fueran las ramas de un palmeral
La zona del templo destinada a los fieles se terminará en el año 2007
Barcelona.- El denso palmeral de piedra que Antoni Gaudí imaginó como techo interior de la Sagrada Familia ya es visible. La retirada de una parte del andamiaje permite observar las formas gaudinianas que tendrá la nave central del templo contemplada desde el suelo. El ritmo acelerado impuesto a las obras en los últimos años se aprecia desde el sur de la calle de Marina. La nave central en construcción asoma entre los edificios como la proa de un gran paquebote que atraviesa el Eixample.
En el interior del templo en construcción, en el lado de la calle de Mallorca, se ha retirado una parte del andamiaje utilizado para trabajar en la cubierta de la nave central. Al suprimirse este impedimento, se aprecian por primera vez desde el nivel del suelo las formas arbóreas proyectadas por Gaudí. Están a 45 metros de altura. Consisten en una serie de bóvedas a la catalana construidas a partir de una combinación de hiperboloides y paraboloides, figuras geométricas surgidas a partir de la línea recta.
Gaudí quiso crear la impresión de un bosque de palmeras por donde entra la luz tamizada por el espeso ramaje. Los vértices de las bóvedas se han recubierto de cerámica veneciana verde y dorada para acentuar la luminosidad. La luz entrará por una serie de claraboyas circulares. Las bóvedas se apoyan en columnas que se bifurcan y que imitan los troncos de los árboles. El efecto será aún más impresionante dentro de un mes, cuando se retire otro tramo de andamios.
"En la nave central aparece el Gaudí que, sin renunciar a la arquitectura inspirada en las formas de la naturaleza, trabaja con formas geométricas culminando una investigación iniciada en la cripta de la colonia Güell", señala el arquitecto Jordi Faulí.
45 metros de altura
La nave central tiene 45 metros de altura y las cubiertas exteriores medirán 60 metros por encima del crucero y 75 metros por encima del ábside. La nave central estará totalmente terminada en el 2007, aunque es probable que pueda utilizarse en algún acto multitudinario con motivo del Año Gaudí, que se celebrará en el 2001. La construcción de las grandes columnas que sostienen la nave está también muy adelantada. De los ocho grandes pilares de basalto se han construido seis. Las cuatro columnas de pórfido están ya alzadas y tan sólo queda pendiente uno de los capiteles.
La intuición de Antoni Gaudí respecto al aspecto definitivo del techo de la nave central ha obtenido una reciente confirmación, según recoge Jordi Bonet, el arquitecto jefe de las obras, en su investigación El último Gaudí . En 1997 se halló una fotografía en el archivo Sugrañes que confirma la aplicación del proceso de diseño. En la fotografía aparece a escala 1:25 el transepto de la fachada del Nacimiento con una serie de detalles constructivos similares a los logrados en la actualidad gracias al diseño de las formas geométricas por ordenador.
En la pared oeste, por encima de la fachada de la Passió, se aprecia el buen ritmo que se impone a la construcción de los ventanales, en los que predominan las formas ovaladas. Este conjunto de ventanales mide 18 metros y en breve se instalarán los vitrales coloreados.
En cuanto a las artes decorativas del templo, de las que Gaudí dejó menos instrucciones que en el aspecto constructivo, el escultor Josep Maria Subirachs, autor muy discutido de la fachada de la Pasión, acaba de terminar el último de los apóstoles del conjunto, que tendrá un centenar de esculturas.
En la fachada del Nacimiento, el escultor japonés Etzuro Sotoo ha terminado las estatuas de dos niños cantores. Iniciada la fachada con Gaudí vivo, las estatuas se tomaban del natural con moldes de yeso. Incluso se recurrió al rostro de un indigente que acababa de morir.
El turismo es decisivo para concluir la construcción
La obra póstuma de Gaudí estará terminada oficialmente dentro de 50 años. En privado, miembros de la junta del templo reconocen que, si la bonanza económica persiste y, con ella, el incesante desfile de visitantes, el plazo puede acortarse en algunas décadas. El año pasado acudieron a la Sagrada Familia 1.200.000 personas (la entrada cuesta 800 pesetas) y se prevé un aumento de un 10%.
La recaudación por entradas cubre casi totalmente los 1.000 millones de presupuesto anual para obras. A este concepto hay que sumar desde las humildes limosnas hasta las millonarias herencias e inversiones inmobiliarias que recibe la Sagrada Familia. Además, el despegue constructivo se explica por el avance tecnológico que acorta tareas que antes se hacían con lentitud y manualmente.
Rosario Fontova
El periódico de Catalunya
22 Octubre 2000
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