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Adrià Gual (1872-1943), dramaturgo, director, actor, pedagogo, escenógrafo, pintor y teórico, también colaboró desde el primer momento con Graner, preparando el montaje de la primera “Visión musical”, que se estrenó el día de la inauguración de la Sala Mercè -4 de noviembre de 1904-. Con música de Joaquín Grant y letra de Manuel Folch i Torres, y bajo el título “Montserrat”, el espectáculo comenzó con proyecciones de la silueta de la mítica montaña y terminó con la imagen de la “Virgen de la Moreneta”, patrona de Cataluña, cuyo legendario origen se encuentra en la Santa Cueva de esta montaña.

La inauguración de la sala estaba prevista para el sábado 29 de octubre de 1904, aunque se aplazó hasta el jueves 4 de noviembre a las 17h. Tuvo un público “de lo más aristocrático y selecto, viéndose entre los espectadores al gobernador civil y a las más distinguidas familias”, según artículo de La Vanguardia del mismo día, recogido por Antoni González en el catálogo de la exposición “Gaudí i Verdaguer”, Barcelona 2002, p. 19.

Los espectáculos programados en la Sala Mercè estaban ideados con rigor y sensibilidad y ofrecían una gran calidad. Baldelló dice: “El espectáculo final era de un sentido lírico exquisito y reproducía el tema de alguna canción popular o algún hecho histórico escrito expresamente por los mejores poetas y músicos”. Los autores más importantes del momento, como el poeta Josep Carner, presentaron alguna de sus obras en esta sala. Pronto Lluís Graner fundó la sociedad “Espectáculos y Audiciones Graner” y empezó a exhibir obras teatrales en el Teatro Principal de Barcelona, donde se estrenó “La Santa Espina”, del dramaturgo Àngel Guimerà, y se ofrecieron conciertos de Casals, Malats, Granados y Paderewski. Sin embargo, pronto la iniciativa acumuló deudas y acabó por llevar a la ruina a la sala Mercè.

Grutas Fantásticas
El 22 de diciembre de 1904 se inauguraron las “Grutas Fantásticas” que se ubicaron en el sótano, bajo la sala de proyecciones. Hasta ellas se llegaba a través de la rampa que arrancaba de la sala de espera y por la entrada del número 11 de la Calle d’En Bot, hoy Plaza Villa de Madrid. Dada la marcada inclinación de la gradería de la sala de proyección –situada encima-, el techo de este espacio simulaba perfectamente una gruta. Inspirándose en las cuevas de Artà y del Drac de Manacor (Mallorca), Gaudí dispuso una serie de estalactitas y estalagmitas que reforzaban la sensación de encontrarse realmente en una caverna. Como siempre, la iluminación también estaba cuidada al máximo, y las bombillas eléctricas de colores resultaban invisibles a los ojos del público. Cada rincón ofrecía la sorpresa de un diorama, un cuadro plástico o un engaño que divertía al público. Una cascada de agua natural que llenaba toda la sala con su refrescante borboteo o la reproducción de un volcán, con su cráter echando fuego y lava ficticios, eran algunos de los elementos que provocaban la admiración de los visitantes, grandes y pequeños. Pero también los dioramas, que se iban renovando para mantener el efecto sorpresa antes mencionado. Por aquellas grutas pasaron representaciones de la “Cueva de Fray Marín”, la “Anunciación”, el Pesebre Artístico”, el “Nacimiento del Señor”, la “Huida de Egipto”, “El mercado de Teherán”, “Las tropas rusas de Manchuria” y “El Belén”. Tokutoshi Torii toma estos ejemplos para destacar el carácter religioso de la decoración de las “cuevas”, y recuerda que por aquel entonces Gaudí estaba diseñando la Fachada del Nacimiento del Templo de la Sagrada Familia.

El 23 de abril de 1908 se programó la última actividad en las Grutas.

Gaudí incorpora en varias de sus obras la idea de las grutas. Además de las de la Sala Mercè, también encontramos referencias a las cuevas naturales en el Park Güell, los cobertizos con estalactitas de la fachada principal de la iglesia de la Colonia Güell, el belén de la Fachada del Nacimiento del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia, o incluso el Primer Misterio de Gloria del Rosario Monumental de Montserrat, que el arquitecto ubicó en una cueva de la montaña. Sin embargo, también cabe destacar la tendencia de la época en incorporar las formas de grutas en locales de espectáculos parecidos. Así, el Electro-Cinemágico, inaugurado en la calle Caspe casi al mismo tiempo que la Sala Mercè, también simulaba una cueva.

La Sala Mercè, abierta el 4 de noviembre de 1904, proyectó 43 funciones siguiendo el formato antes descrito. Desde 1909 hasta 1913 funcionó como cine. Años después se convertiría en el “Atlàntic Cinema” (1936-1939) y finalmente en el Cine Atlántico, activo hasta 1987. El edificio fue derribado en 1988 para edificar el Hotel Citadines.

Lluís Graner (1893-1929)

Lluís Graner es conocido como pintor realista. Después de estudiar en la Llotja, vivió en París de 1886 a 1891. Más tarde viajó a los Estados Unidos, desde donde volvió a su Barcelona natal con la idea de crear una sala de espectáculos. El 3 de noviembre de 1904 se inauguró la Sala Mercè y el 14 de octubre de 1905 el Teatro Principal de Barcelona exhibió la primera función gestionada por la empresa “Espectáculos y Audiciones Graner”. Los espectáculos presentados en la Sala Mercè y en el Teatro Principal tuvieron mucho éxito de público, pero acumularon deudas. Graner, arruinado, volvió a Estados Unidos, donde pintaría retratos de norteamericanos. En 1927, una vez recuperado económicamente, volvió a Barcelona, donde murió el 7 de mayo de 1929.

Fuentes:
“Cómo era la Sala Mercè”. Descripción del padre Baldelló, famoso músico y amigo de Gaudí. Organista de Santa María del Mar. Hizo un artículo sobre las campanas de la Sagrada Familia.
Bassegoda, Joan: “El gran Gaudí”. Sabadell, 1989
González Moreno, Antoni: “La Sala Mercè, una obra mestra menor d’Antoni Gaudí”. En AA.VV: “Gaudí i Verdaguer. Tradició i modernitat a la Barcelona del canvi de segle, 1878-1912”. Barcelona, 2002
Torii, Tokutoshi: “El mundo enigmático de Gaudí”. Madrid, 1983