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La Pedrera
(Casa Milà, 1906-1910)
La Pedrera fue la última gran obra civil que realizó Gaudí antes de dedicarse por completo a las obras de la Sagrada Família. El propietario, Pere Milà Camps, había comprado el terreno y la casa que el fabricante Ferre Vidal tenía en el actual número 92 (entonces nº2) del Paseo de Gracia. Era un terreno de más de 1.000 metros cuadrados que hacía esquina con la calle Provenza. Pere Milà había visto la casa Batlló y quedó entusiasmado por su belleza, así que encargó a Gaudí la realización de una gran casa de pisos de alquiler en su nuevo terreno. La mujer del señor Milà, Rosario Segismón, nunca estuvo de acuerdo con la arquitectura de su paisano (ella era de Reus) pero respetó la decisión de su marido y vivió entre decoraciones gaudinianas desde 1910 hasta 1926 cuando, al morir el arquitecto, transformó todo el piso principal en una serie de habitaciones muy convencionales de estilo Luis XVI. Gaudí proyectó una fantástica casa con formas onduladas y vivas. Su estructura se basa en forjados de biguetas metálicas y bovedillas a la catalana que se sustentan por jácenas metálicas sobre pilares de tocho (la mayoría), de sillería o hierro. Las únicas paredes estructurales que hay son las de la escalera. Gaudí siempre dijo que si algún día el edificio pasaba a ser un hotel no habría ningún problema porqué al carecer de paredes de carga se puede modificar la distribución de los pisos simplemente cambiando de lugar los tabiques o eliminándolos por completo. Para aguantar la fachada se usaron unas jácenas onduladas que se empotran en la piedra y están unidas a biguetas de longitudes variables. El proceso de construcción de la fachada era todo un ritual; primero llegaban las piedras de Garraf o Vilafranca que se dejaban en un solar delante de la obra y se cortaban según la maqueta a escala que se había hecho en el sótano de la obra. Entonces se colocaban en su sitio y allí se retocaban según mandaba Gaudí. A parte de la fachada ondulante destacan de esta obra su desván y su cubierta. Gaudí construyó una serie de arcos catenáricos de alturas variables según las anchuras de la crugía. Estos arcos sustentan por los lados las paredes de las fachadas exteriores e interiores del desván, y por encima la cubierta escalonada. Esta cubierta es curiosa por estar repleta de chimeneas y respiraderos de extrañas formas. Las obras se llevaron a cabo entre 1906, año en que Gaudí firmó los primeros planos, hasta finales de diciembre de 1910 pero no se libraron de tener algunos problemas con las instituciones oficiales. Al cabo de dos años de empezar la construcción el Ayuntamiento ordenó la suspensión de las obras porqué una columna que daba al Paseo excedía lo establecido ocupando un metro de la acera. Gaudí no la quiso rectificar y, ante las amenazas de que se cortaría la columna, dijo que si lo hacían lo respetaría pero pondría una inscripción donde se pudiera leer el motivo. Un año y medio más tarde hubo otra vez problemas pero esta vez con unos voladizos que tampoco respetaban los límites acordados. En esta ocasión intervino el Jefe de la División 2ª, el arquitecto Plantada, diciendo que no pasaba nada porqué eran faltas temporales para mayor seguridad de los transeuntes. Otros problemas fueron la altura total del edificio, que se superaba en más de cuatro metros, y el volumen total de la edificación, que superaba la oficial en 4.000 metros cuadrados. El Ayuntamiento ordenó derribar el desván o, en caso contrario, el señor Milà se veria obligado a pagar una multa de 100.000 pesetas, que era casi una quinta parte de lo que había costado la obra. Al final y después de muchas discusiones, se decidió que el edificio era de gran valor artístico y, por tanto, no estaba sujeto a las ordenanzas. Gaudí quedó tan contento que pidió una copia de la acta oficial. Pero aquí no terminan los problemas. Gaudí había proyectado en la fachada de la Pedrera una figura de la Virgen del Rosario, llena de Gracia protectora del Paseo, flanqueada por los arcángeles San Gabriel y San Miguel, pero nunca se colocó. Hay dos versiones que explican el porqué: la primera afirmada por Bayó, contratista de la obra, dice que la escultura de la Virgen realizada por el escultor Carles Mani no gustó al señor Milá y no llegó a fundirse en bronce. La otra versión dice que el matrimonio propietario, ante los disturbios ocurridos en la semana del 26 al 30 de julio de 1909 conocida como "Setmana Tràgica", periodo en que se quemaron muchas iglesias de Barcelona, temió que su casa fuera confundida por un convento o una iglesia y prefirió eliminar cualquier símbolo de carácter religioso. Según esta versión Gaudí estuvo a punto de dejar las obras, cosa que no hizo por las conversaciones que tuvo con un religioso. Actualmente la Pedrera es propiedad de la entidad financiera Caixa Catalunya que mantiene abierto al público la cubierta y el desván donde se puede ver una exposición sobre Gaudí y sus obras. Algunos pisos son particulares y el principal se dedica a sala de exposiciones del Centre Cultural Caixa Catalunya. La Pedrera fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO el 2 de Noviembre de 1984, junto con el Palau Güell, el Park Güell y la Cripta de la Colonia Güell.
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