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El
Park Güell
(1900-1914)
Esta es quizás la más singular de las muchas obras que Eusebi Güell encargó a Gaudí y fue declarada monumento de carácter universal por la UNESCO en 1984, junto a otras dos obras del genial arquitecto, con lo que nos podemos hacer una idea de la belleza de este trabajo. En principio Güell quería que su finca fuese una "ciudad-jardín" como las que se hacían en Inglaterra para la burguesía rica de Barcelona. Dividió el terreno en 60 parcelas de entre 1000 y 2000 m2 y de forma triangular para adaptarse a la topografía del terreno. Cuando alguien compraba una parcela tenía que signar un contrato aceptando condiciones como la prohibición total de la tala de árboles, una limitación de la planta del chalet a 1/6 de la superficie total y una altura máxima de 80 centímetros para la cerca. Solo se vendieron tres: dos para la casa de la familia Trias, que aun mantienen, y otra para hacer el chalet-muestra, que acabó comprando Gaudí en 1906 y que actualmente es un Museo dedicado al arquitecto del parque. El Park Güell, que se empezó en 1900, ocupa dos fincas, Can Muntaner de Dalt y Can Coll i Pujol, en la Muntanya Pelada, en el barrio de Gràcia. Realmente la montaña se merecía ese nombre pues en ella la vegetación era escasa, simples hierbas, arbustos y unos pocos algarrobos eran su única representación. Gaudí quiso colaborar con la naturaleza por lo que mandó crear un entorno natural autóctono basado en especies mediterráneas que requieren menos agua, menos mantenimiento y tienen mejor resistencia. Pero no solo plantando árboles respetó el
entorno; al hacerse el plano topográfico de las quince
hectáreas que había comprado Güell, observó
que, dadas las características del terreno, para
hacer los caminos se necesitarían muchos desmontes
y terraplenes que estropearían la belleza del paisaje,
por lo que diseñó los famosos viaductos que
permitían salvar las "mordeduras" que tenía
la montaña. Estos viaductos se sostienen encima de
columnas inclinadas con alma de fábrica de ladrillo
recubiertas con piedra natural del lugar. En total hay unos
tres quilómetros de caminos con pendientes del 6%
para caminos de carros y hasta del 12% para peatones. El
parque está rodeado por un muro de mampostería
que está coronado por unas ondulaciones de "trencadís"
cerámico y tiene siete puertas. En la puerta principal,
situada en la calle Olot, unos grandes medallones circulares
con las palabras "Park" y "Güell"
escritas con mosaico "trencadís" nos avisan
que allí empieza el parque. La verja de esta puerta
proviene de unas reformas que se hicieron en la casa Vicens
en 1965 y se pusieron para sustituir la vieja puerta de
madera. A lado y lado de la entrada nos encontramos dos
pabellones que nos hacen pensar en la casita de golosinas
y chocolate de la bruja del famoso cuento Hansel y Gretel
de los hermanos Grimm. Los pabellones, construidos entre
1901 y 1902, tienen planta ovalada con ausencia de ángulos
rectos y su estructura se basa en forjados de viguetas de
cerámica armada y bovedillas de ladrillo sustentados
por muros de carga.
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