Luis Gueilburt nació en Argentina en 1950 y vive
en Barcelona desde 1978. Es escultor, realizó sus estudios de Bellas
Artes, Especialidad de Escultura en la Escuela Municipal de Avellaneda.
Desde 1994 es el director del Centre
d'Estudis Gaudinistes.
¿Cuándo descubrió Luis Gueilburt a Gaudí?
Es imposible llegar a Barcelona y no descubrir a
Gaudí; la obra Gaudí se te cae encima; tiene tal potencia que aunque
no te interese la arquitectura te quedas impresionado por los detalles
de la obra. Entonces empecé a investigar, a mirar, a visitar algunos
edificios, primero en plan turista y empiezas a descubrir su obra.
Al poco tiempo, antes del 80, daba clases en una
escuela de escultura, y había un estudiante brasileño de arquitectura
que estaba haciendo un curso de Doctorado de arquitectura en Barcelona
y estaba estudiando en la Cátedra Gaudí. Entonces me presentó al catedrático
Bassegoda en una visita guiada que este hacía en la catedral de Barecelona.
Bassegoda se mostró interesado por mi trabajo y al cabo de unos días
fui a visitarle.
Al ver mis trabajos enseguida me preguntó si me
atrevería a restaurar la reja del Dragón de la Finca Güell. Me quedé
muy impresionado porqué yo no esperaba una propuesta así; acepté encantado
el trabajo y me dediqué a hacer una lengua nueva para la cabeza del
dragón, algunas soldaduras y a restaurar alguna otra parte de la puerta.
Lo cual me impresionó mucho.
¿Qué le motivó a reemprender la tarea iniciada
por César Martinell con el Centre d'Estudis Gaudinistes?
Estudiando la obra de Gaudí me encargaron algunas
otras restauraciones y, sobre todo, reproducciones para una exposición
que surgía a través de La Caixa de Pensiones y que fue itinerante
durante 7 u 8 años por 18 países.
Uno de los lugares dónde estuvo fue en Buenos Aires
y al ser yo el único argentino que había trabajado en esa exposición,
la Generalitat me invitó a dar una conferencia sobre el tema. Esto
me obligó a estudiar mucho más la obra de Gaudí, porqué me sentía
obligado, al no ser arquitecto, a entender temas de arquitectura,
que no estaban dentro de mi especialidad; y con los años seguí interiorizando
más sobre el tema de Gaudí; trabajé como restaurador durante nueve
años en el museo del Park Güell que era la casa dónde vivió Gaudí.
Y a raíz de unas intervenciones y restauraciones
que yo no veía muy claras en distintos edificios de la obra de Gaudí,
hice una exposición con trozos de la obra de gaudí que se arrancaban
en las distintas restauraciones y que fui coleccionando e incorporando
a mi obra escultórica. Junto a esa exposición, que se hizo en el Colegio
de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Barcelona, convoqué una
mesa redonda para dar la oportunidad de hablar a los distintos arquitectos
que habían restaurdado obra de Gaudí para ver qué línea de intervención
seguían, para ver si todos tenían una línia de pensamiento o si había
diferentes.
Al final de su intervención yo planteé lo que me
temía y es que todos creían estar inspirados por la obra de Gaudí
a la hora de restaurar los edificios, pero cada uno con un criterio
distinto.
A partir de ese momento planteé la necesidad de
la creación de un centro de estudios. En la misma mesa redonda me
informaron que esta entidad ya había existido anteriormente; entonces,
junto con el arquitecto Toshiaki Tange empezamos a revitalizar este
Centre d'Estudis Gaudinistes, que había fundado Cèsar Martinell en
1956 pero que a su muerte quedó sin continuación.
Además encontré en el archivo histórico del Colegio
de Arquitectos unas cartas de Cèsar Martinell pidiendo que alguién
continuara con su trabajo, y esto nos impulsó a seguir unas pautas
que él mismo había escrito de lo que tenía que ser ese centro de estudios.