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FRIEDENSREICH HUNDERTWASSER: El Gaudí austríaco

En la esquina de la Löwengasse con la Kegelgasse en el tercer distrito de Viena, se encuentra uno de las atracciones turísticas más visitadas de Viena: la casa Hundertwasser. Un original bloque de apartamentos tan ajeno a la arquitectura clásica, tan atrevido por su colorido y tan vinculado, a juicio de su creador, el arquitecto y pintor, Friedensreich Hundertwasser, a las necesidades del hombre de nuestro tiempo.

Aunque la noticia trascendió ayer, Hundertwasser murió el sábado en transatlántico que se dirigía a Europa tras abandonar su nueva patria, Nueva Zelanda. Nacido en Viena el 15 de diciembre de 1928, con el nombre de Friedrich Stowasser, de niño ya destacó en la guardería Montessori por su talento artístico. Como medio judío que era, tuvo que abandonar el colegio tras la llegada de los nazis a Austria, lo que no le impidió una vez terminada la guerra, hacer el Bachillerato.

Como todos los individualistas con genio, Hundertwasser no terminó su formación académica en la Escuela de Bellas Artes de Viena, sino que prefirió adherirse en 1952 al vanguardista Art-CLUB rechazando la rígida estética de los años 50. Aunque su pintura temprana fue realista, poco a poco Hundertwasser fue encontrando su propio estilo caracterizado por la espiral; rehusó también en arquitectura la línea vertical y el ángulo recto. Independientemente de sus actos de rebeldía, como cuando se bajó los pantalones delante de una concejal de Cultura para protestar allá por los 60, contra el racionalismo, la mayor polémica en que se vio envuelto fue con el proyecto de la casa Hundertwasser, con la que saltó defintivamente a la fama .

«Un Gaudí tardío», «pseudoarquitectura» o «fortaleza de juguete» fueron algunas de las denominaciones utilizadas por la prensa de la época cuando en 1983 se puso la primera piedra de este singular edificio. Aunque también hubo quien dijo que se trataba de la "octava maravilla del mundo". Con esta casa fascinante para cualquier visitante, Hundertwasser creó todo un volumen de filosofía que pretendía responder a la pregunta clave en la obra de todo arquitecto. ¿En qué medida puede ayudar la arquitectura a satisfacer las necesidades psicológicas y ambientales de nuestro tiempo? Para ello, el artista ideó suelos, fachada y muros ondulados, como si compusieran una cortina agitada por un ligero viento. "El hombre se hace paralítico por andar en suelos planos", decía.

Los apartamentos, de entre 33 y 150 metros cuadrados, sólo tienen ángulos redondeados con suelos de madera. Cada puerta y ventana están pintadas de, diferentes colores y los mosaicos colocados en fachadas, suelos y muros fueron creados al azar por el artista con la inspiración de los albañiles, con los que se juntaba en los ratos de descanso en la tasca de la esquina. En la azotea del inmueble hay zonas verdes donde crecen castaños, hayas y lilas. «El hombre vive mejor si sobre su cabeza tiene un techo de hierba», afirmaba.

La torre dorada, decorada con azulejos de espejo «para que en ella se reflejen las estrellas, el sol y el cielo», se convirtió en el símbolo de todas sus creaciones. "Una edad de oro se inicia ahora, decía en los 80, han pasado los tiempos en los que sólo los ricos poseían torres y el hombre medio también ha de poseerlas, incluso doradas».

Friedensreich Hundertwasser, arquitecto austríaco, nació en Viena en 1928 y ha fallecido a bordo del transatlántico Queen Elizabeth II el 19 de febrero de 2000.

Monica Fokkelman
El Mundo
Martes 22 de Febrero de 2000


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