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© Carlos Martínez



Colegio de las Teresianas (1888-1890)

La distribución interior del edificio se realiza alrededor del eje longitudinal, en el cual dos grandes patios interiores reparten la luz natural. En planta baja un ancho pasillo central, con unos grandes arcos parabólicos, facilita el movimiento de los alumnos. En el primer piso los patios están rodeados por unos estrechos pasillos con arcos parabólicos diafragmáticos estrechos y altos, a modo de claustro interno para las monjas.

Los materiales usados principalmente son el ladrillo y la piedra, dado que el proyecto no disponía de mucho presupuesto. A pesar de esto Gaudí introdujo algunos elementos decorativos de cerámica, que le causaron alguna discusión con el padre Ossó. Existe la anécdota que dice que en una de las discusiones Gaudí, harto de que el padre Ossó se metiera con su trabajo le dijo: "Cada cual a lo suyo; ¡Usted diga misa que yo haré casas!".

En las esquinas del edificio y a la altura de la tercera planta Gaudí construyó sendos pilares helicoidales de ladrillo con el escudo de la compañía realizado en cerámica. Encima de cada una de las esquinas destaca la cruz de cuatro brazos que en tantas otras obras puso Gaudí.

La cubierta es del tipo azotea transitable ventilada y de ella sale una chimenea como las del Palau Güell.

Como tantos otros edificios religiosos, el Colegio Teresiano sufrió ataques durante el año 1936 y fue asaltado y saqueado, quemándose los muebles, los planos originales y algunos detalles ornamentales que luego ya no se han repuesto.

Declarado Monumento histórico-artístico de Interés Nacional en1969, esta obra de Gaudí es una interpretación libre del estilo gótico en el que los arcos de medio punto se han sustituido por arcos parabólicos.



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