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© Miguel Ángel Melero

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Finca Güell (1884-1887)

La puerta funciona a base de una sola hoja que apoya en un rígido montante vertical de barra de hierro macizo que gira sobre su eje. El montante de la puerta está fijado a un pilar en planta de cruz de más de 10 metros de altura que tiene en su parte superior una pieza de piedra artificial que representa en cada una de sus cuatro caras sendos naranjos en bajo relieve y, coronando el pilar, otro naranjo metálico hecho de antimonio. A media altura hay otra pieza de piedra artificial con una letra "G" rodeada de elementos vegetales.

A la izquierda de la gran puerta está la de peatones, con un arco parabólico y que está cubierta por una moldura con formas vegetales. Encima del pilar que separa las dos puertas hay una campana dentro de una armadura con pinchos.

Los materiales utilizados para la construcción de los pabellones y del muro de cierre de la finca son la piedra, el tapial, el ladrillo y la cerámica.

Encontramos piedra del Garraf en el zócalo de unos 100 centímetros de alto que recorre todo el perímetro de las edificaciones y que permite el aislamento de la tapia de las humedades del suelo. La tapia es un sistema constructivo muy antiguo, que utiliza básicamente tierra, aunque se puede encontrar mezclada con paja o cal. En el caso de la Finca Güell estamos ante un sistema mixto en el que el muro de tierra se va reforzando con verdugadas y pilares de ladrillo. Este sistema es muy económico, fácil de realizar y consigue un extraordinario aislamento acústico y sensación de confort en su interior. Para realizar las bóvedas y los arcos del interior se recurre al ladrillo y a la técnica de la "volta a la catalana" o bóveda tabicada. Para las barandillas y cornisas de la cubierta y la barandilla del muro perimetral que cierra la finca también se utilizaron los ladrillos pero colocados siguiendo un ritmo triangular hexagonal con decoración simple.

Por último observamos por primera vez en la obra de Gaudí elementos recubiertos por cerámica troceada, trencadís, en la cubierta de las bóvedas y en las juntas de los ladrillos de la fachada exterior.

En el interior, los dos pabellones están guarnecidos y enlucidos con yeso, y exteriormente están recubiertos con ataurique de estilo musulmán de mortero de cal, en la fachada exterior, y guarnecidos con mortero de cal en las fachadas que dán al jardín interior.

Al diseñar la puerta principal, Gaudí probablemente tuvo en cuenta la leyenda mitológica griega del Jardín de la Hespérides, en la que aparece un dragón que vigila un jardín en el que hay un olmo, un sauce y un álamo, que representan las Hespérides, castigadas a ser árboles por haber pérdido las naranjas de oro, frutas representada en lo alto del pilar que aguanta la puerta.



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