La Catedral de Mallorca recupera el gran mural colorista de Gaudi
El mural, que se encuentra en la Capilla Real tras el altar mayor, fue diseñado y dirigido por el arquitecto Anton Gaudi i Cornet, quien fue invitado en 1901 por el obispo de Mallorca Pere Joan Campis a trabajar en la catedral tras quedar asombrado en Barcelona por la obra de Gaudí.
Alfredo Claret e Isabel de Rojas del taller "Xicaranda" , han explicado el trabajo de restauración de esta obra de Gaudí. Uno de los elementos que introdujo fue este mural, una amalgama de cerámicas, hierro forjado y bajorrelieves llenos de color, con casi 9.500 piezas individuales de distintos tamaños, según han podido contar los nueve técnicos que han dedicado cuatro meses a renovarlo, aunque el proyecto, con sus estudios y preparación, ha supuesto un año de trabajo.
Gracias a esta actuación, ahora se pueden contemplar los cientos de colores, el pan de oro o los numerosos motivos florales de todo tipo que dormían bajo el polvo y la cera y que se han acumulado durante casi un siglo, así como 53 escudos de obispos mallorquines. Gaudí no repite ni un solo elemento de los que plasmó en este mural que fue ejecutado por su colaborador, el también arquitecto Josep Maria Jujol, que apenas terminada la carrera en 1906 se trasladó a Mallorca para realizar este trabajo.
El mural está realizado directamente sobre la centenaria pared de marés de la catedral, aprovechando incluso sus imperfecciones con la intención de "fundir" lo nuevo y lo viejo, entendiendo la catedral como un elemento vivo de la naturaleza que evoluciona. De alguna manera, Gaudí experimenta en la catedral de Mallorca soluciones decorativas que después emplearía en la Sagrada Familia". De hecho, en Palma empleó un nuevo método para dar color a las vidrieras que utilizaría en el templo barcelonés y que consistió en superponer tres cristales de colores primarios: amarillo, azul y rojo.
La confección de este mural comenzó en el año 1907, concluyó dos años después y, como ha sucedido recientemente con la intervención de Miquel Barceló en la capilla de San Pedro, las reformas que llevó a cabo en el templo generaron una gran controversia social. En el caso de Gaudí, añaden los técnicos, el obispo Campins fue un firme defensor del arquitecto barcelonés en contra de la opinión de algunos miembros del cabildo catedralicio.
La renovación emprendida por Gaudí concluyó poco después de la muerte del prelado en 1915, que fue enterrado tras el altar mayor junto a esta gran obra del gran artista catalán.
DETENCIÓN DE GAUDÍ EL 11 DE SEPTIEMBRE DE 1924
por Joan Crexell
Un hecho poco conocido de la vida del genial arquitecto modernista es su detención un once de septiembre, durante la dictadura de Primo de Rivera. Gaudí, hombre solitario, pero también solidario e inmerso en el resurgimiento nacional catalán del primer cuarto de siglo, nos muestra, con motivo de este hecho, una faceta cívica y patriótica digna de elogio. Al respecto del uso de la lengua, es bien sabido, durante la visita de Alfonso XIII a las obras de la Sagrada Familia, Gaudí le dió las explicaciones en catalán. Hacía lo mismo también con los visitantes extranjeros. Uno de ellos, Albert Schweitzer, explicó que Gaudí le dijo: <<Això no es pot expressar ni en francès, ni en alemany, ni en anglès: tant és així que li ho explicaré en català i vostè ho comprendrà, encara que, de català, no en sàpiga.>> (Esto no se puede expresar ni en francés, ni en alemán, ni en inglés: por tanto se lo explicaré en catalán y usted lo entenderá aún no sabiendo catalán.)
Gaudí, en un dibujo de Joaquim Renart, el 9 de mayo de 1926, poco antes de su muerte.
El once de septiembre de 1924, el primero bajo la dictadura, se programaron algunos actos que fueron prohibidos por las nuevas “autoridades”. Uno de ellos era la ya tradicional misa conmemorativa que desde el 1899 organizaba la Liga Espiritual de la Mare de Déu de Montserrat – Antoni Gaudí era miembro desde su fundación – en la iglesia de los Sants Just i Pastor de Barcelona. De otro lado, sabemos que Gaudí, hombre profundamente religioso, cada tarde se dirigía a la iglesia de Sant Felip Neri a hacer sus oraciones. Con esto queremos decir que la intención de Gaudí de ir a la de los Sants Just i Pastor aquel día tenía directa relación con la misa conmemoriativa del once de septiembre.
En el archivo Histórico Municipal de Barcelona, en el apartado de hojas sueltas, hemos encontrado unas quartillas escritas a máquina, donde se explica de forma muy detallada como tuvo lugar la detención de Gaudí. Al final de todo hay una frase, subrayada a mano, que dice: <<Esto, casi textualmente es lo que ha contado el Sr. Valls>>, es decir, la persona que presenció gran parte de los hechos. El texto es el siguiente:
A las 8:05 de la mañana del día 11 de Septiembre de 1924, el Sr. Valls, al ir a entrar a la iglesia de Sant Just, fue detenido por un policía que le preguntó:
- ¿Dónde va usted?
- Voy a misa. (en catalán)
- No se puede pasar. Si quiere ir a misa, puede ir a otra iglesia.
- Es que yo quiero ir a misa en esta de Sant Just. (en catalán)
- Pues por esta puerta no se puede pasar. Pruebe por la otra puerta.
El Sr. Valls fue por la otra puerta de la calle de la Ciudad, y allí también le impidió pasar otro policía con el qué discutió un rato.
En este momento se presentó el Sr. Gaudí i todo decidido trata de entrar a la iglesia. El policía le detuvo preguntándole:
- ¿Dónde va usted?
- Voy a misa. (en catalán)
- No se puede pasar.
- Pues yo pasaré. (en catalán)
- ¡Usted no pasará! - y le cogió del brazo.
- ¿Porque me coge del brazo usted? (en catalán)
- Siga usted
El Sr. Valls interviene a favor del Sr. Gaudí. Los detienen y los llevan a ambos a la Delegación de Policía de la plaza del Regomir. El policía al presentar a los detenidos los acusa de haberle insultado a lo que el Sr. Gaudí dice:
- Mentira, yo no he insultado a nadie. (en catalán)
- Cállese usted.
- No puedo ni debo callar. Que diga la verdad y callaré. (en catalán)
- Cállese usted y siéntese.
Cuatro policías hacen la indagatoria: uno preguntando, otro escribiendo, otro hablando con el que pregunta y el otro mirando como el otro escribía.
- ¿Cómo se llama usted?
- Antoni Gaudí
- ¿Que edad tiene usted?
- 71 años (en catalán)
- ¿Qué profesión?
- Arquitecto (en catalán)
- Pues su profesión le obliga a usted a hablar en castellano...
- La profesión de arquitecto me obliga a pagar contribución y ya la pago, pero no a dejar de hablar mi lengua. (en catalán)
- ¿Cómo se llamaba su padre?
- Francesc Gaudí
- ¿Qué es eso de Francesc? - Uno de los cuatro policías que ayudaban al que preguntaba dijo dirigiéndose al Sr. Gaudí:
- ¡Si usted no fuese viejo le rompería la cara; sinvergüenza, cochino!
- Yo a usted no le insulto y usted a mi sí, yo hablo mi lengua... (en catalán)
- Si usted no fuese viejo...
- No me insulten que no tienen derecho. (en catalán)
En este momento llega una señora toda preocupada y dirigiéndose directamente al Sr. Gaudí le dice:
- ¡Ai, Sr. Gaudí! Me han dicho que le habían cogido cuando quería entrar a Sant Just ¡y aún no debe haber almorzado! ¡Quiere que le traiga un vaso de leche? (en catalán)
- ¿Quién le ha dado permiso para entrar?
- He pedido permiso en la puerta y me lo han dado.
- Siéntese usted – la señora se sienta. Los policías rompen todo lo que habían escrito hasta el momento y vuelven a empezar. Pasa un cuarto de hora volviendo a hacer el atestado: un policía dictando, otro escribiendo y los otros dos reputándolo. El Sr. Valls se cansa y alzándose dice:
- Señores: sería muy triste que la señora también tuviera que perder toda la mañana aquí. Sería mejor darle un permiso para que saliera a buscar un desayuno para el Sr. Gaudí.
El policía que dictaba dijo:
- ¡Que se vaya!
El Sr. Valls añadió:
- Y ahora permítanme que les diga que no comprendo como se molesta de esta manera a personas honradas...
Un policía:
- Cállase usted. Si no fuese usted tan viejo, le reomperiá la cara.
El Sr. Valls:
- Aquí no tendría ninguna gracia. En la calle mano a mano ya sería otra cosa.
Todo el mundo se calla. Siguen escribiendo al dictado y los dos policías que ni escriben ni dictan comienzan a pasearse por delante de los detenidos, burlándose y haciendo gestos, como queriéndoles decir: ya veremos como saldréis de todo esto.
Volvió a entrar la señora, llevando una botella de leche, una copa, un panecillo de Viena y una cuchara, todo envuelto en una servilleta.
El Sr. Gaudí almuerza. Al acabar, la señora recoge los trastos y vuelve a salir, despidiéndose del Sr. Gaudí.
Entra un oficial de policía. Habla con los cuatro que hacían la indagatoria y vuelve a salir. Justo después éstos meten los papeles que han escrito dentro de un sobre y llaman a un policía:
- Acompañe a estos señores a la Delegación de la Lonja.
Salen. En la puerta de la Delegación de la plaza del Regomir, entrega el montón de papeles y a los detenidos a una pareja de policías y ésta los lleva a la Lonja. Al llegar a la Lonja los policías entregan entregan los papeles y a los detenidos. Abren el sobre con los papeles, los leen y vuelven a preguntar al Sr. Gaudí por las generales de la ley. En llegar a la profesión y contestar “arquitecto”, se repite la escena de la plaza Regomir, casi con las mismas palabras.
El Sr. Valls dice, en castellano:
- El Sr. Gaudí está en su perfecto derecho hablando en catalán. El <<Jefe>> de policía:
- ¿Ve usted, Sr. Gaudí, como su compañero habla el castellano?
El Sr. Gaudí:
- Sí, ya lo veo; pero yo ya tengo suficiente con mi lengua. (en catalán)
El policía, dirigiéndose al Sr. Valls:
- Y a usted, ¿porque lo han traído?
- Yo acompaño al Sr. Guadí.
- ¡Pues ya está aquí de más! ¡Váyase usted!
- Yo quiero acompañar al Sr. Gaudí. El Sr. Gaudí no ha hecho nada que no haya hecho yo. Y si a él le prenden, también hay que prenderme a mi.
- ¡Guardia! ¡Saque usted a este señor! El Sr. Valls, sin saber como, se encontró en el medio de la calle, con empujones y sacudidas. Se esperó una buen rato para ver si podía enterarse de como acababa aquello, pero enseguida creyó que lo mejor sería ir a la Sagrada Familia a dar el aviso de lo que pasaba.
El día siguiente, el Sr. Valls hizo por encontrarse con el Sr. Gaudí y le preguntó que le había pasado después de que les separasen. El Sr. Gaudí le dijo:
- Me registraron, encontrándome un santo Cristo, unos rosarios y un libro de ir a misa, que me retornaron. Después me condujeron por unos pasillos de la Delegación y abriendo y cerrando tres rejas de hierro me dejaron en un calabozo muy oscuro. No pude distinguir nada más que un banco, el cual al acostarme se alzaron dos hombres, a los que les dije: (en catalán)
- Miren señores: me han detenido en el momento que intentaba ir a misa. Mis armas son estas: el santo Cristo, los rosarios y el libro. Permitanme que haga mis oraciones y después estaré por ustedes. (en catalán)
Después de rezar un poco, pregunté a uno de los detenidos:
- ¿Porque está usted aquí? (en catalán)
- Hace seis meses que estoy en la <<Modelo>> y me han traído hoy aquí donde me darán los papeles necesarios para quedar en libertad.
- ¿Y usted?
- Porque vendía fruta por la calle. Después de quitarme la fruta me han puesto una multa de 5 duros y sin tenerlos para poder pagar me han traído aquí.
Entró un policía: traía unos papeles que entregó a uno de los detenidos y lo puso en libertad. Cuando éste hubo salido, el policía le dijo al Sr. Gaudí que le había sido impuesta una multa de cincuenta pesetas y que si las pagaba le pondrían inmediatamente en libertad.
El Sr. Gaudí dice que no los lleva.
El policía dice:
- ¡Entonces se tendrá que quedar!
Sale y cierra. El Sr. Gaudí empieza a pensar a que amigo, cercano a la Delegación, podría escribir, pidiéndole las 50 pesetas y se decidió por llamar al Sr. Rector de la Mercè. Le pidió al policía que se paseaba por fuera de la reja, papel, tintero y pluma para escribir. Escribió al Sr. Rector de la Mercè pidiéndole 75 pesetas: 50 para pagar su multa y 25 para pagar la del preso que estaba con él. Pidió al policía que si podría hacerle el favor de dar curso a la carta, a la cual cosa éste accedió.
Pronto compareció el Sr. Rector, y al cerciorarse que efectivamente el Sr. Gaudí se encontraba preso y que era él quien le había escrito, le dió las 75 pesetas, con las cuales pagó su multa y la del otro preso. Al poco tiempo salieron en libertad, junto al Sr. Rector.
En la calle, el preso – que era castellano – le pidió llorando al Sr. Gaudí el nombre i dirección, para devolverle las 25 pesetas en cuanto pudiese. Y el Sr. Gaudí le dijo:
- La caridad no se devuelve. Si un día os encontráis como yo hoy, en el caso de poder hacer un acto de caridad, hazlo pensando las 25 pesetas que me querríais devolver.
Así acaba esta relación de los hechos. El 7 de junio de 1926 Gaudí fue atropellado por un tranvía cerca de la plaza Tetuan. Trasladado al Hospital de la Santa Creu donde murió al cabo de 2 días sin haber recuperado el conocimiento. Como iba vestido de forma sencilla y no llevaba la documentación, no se supo quien era hasta poco antes de su traspaso.
Crexell, Joan
Detenció de Gaudí l'11 de setembre de 1924. (en catalán)
Serra d'or. (1987, setembre), any XXIX, núm.
335, pàg. 17-19.