El arquitecto director de la Sagrada Familia, Jordi Bonet, ha asegurado hoy que el templo estará preparado el próximo otoño para recibir a Benedicto XVI, si el Papa decide finalmente viajar a Barcelona para consagrar la obra de Gaudí, que de esta forma quedaría abierta ya al culto de los fieles.
"Nos gustaría mucho que viniera el Papa, indudablemente", ha señalado Bonet en una visita al templo, donde ha recalcado que "tenemos las obras muy adelantadas y si viene en noviembre, fantástico, para esas fechas estaría preparado de sobra, sin prisas, ni peligros".
El cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, ha asegurado hoy mismo que Benedicto XVI tiene mucho interés en poder viajar a la capital catalana para consagrar el templo.
Si finalmente el Papa se desplaza a Barcelona se encontrará con todo el templo cerrado -no únicamente la nave central-, 4.500 metros cuadrados de superficie que podrán acoger a cerca de entre 9.000 y 10.000 fieles.
Entre las actuaciones que deberán acometerse para acondicionar el recinto está la retirada de los enormes andamios, la colocación del pavimento (de pórfido y piedra, que formará un gran mosaico con las iniciales de la Sagrada Familia: Jesús, María y José), el baldaquino, así como los trabajos en la sillería del presbiterio, con capacidad par trescientos clérigos.
En estos momentos, está cerrada la bóveda que cubre el ábside, situado a 75 metros de altura, aunque resta por colocar las protecciones contra la lluvia. "Nos falta una pequeña parte, entre un 1,5 y 2% para tenerlo todo cerrado, que es lo necesario para que puede entrar el culto", ha remarcado el arquitecto.
Bonet ha calculado que en septiembre, el templo, donde trabajan actualmente 150 operarios, podría estar ya en condiciones, "pero si es antes el órgano no estará colgado porque se está fabricando, pero también lo arreglaremos si el Papa viene antes".
En declaraciones a Efe, el arquitecto no ha querido dar una fecha exacta para la conclusión definitiva del templo, ya que todo dependerá, ha señalado, de los avances tecnológicos que permitan acelerar la construcción sobre el crucero, a 66 metros de altura, de la gran cruz de metal y cristal que se elevará hasta los 170 metros (y que Gaudí dejó en un modelo a escala, en yeso).
"Levantar materiales a 150 metros es costoso, y eso ralentizará la obra", advierte el veterano responsable del proyecto, que "como muy pronto", fija la finalización de la Sagrada Familia en 2020, "y si llega antes, será porque se ha mejorado mucho la tecnología".
Bonet se ha referido también a la visita que hace unos días realizaron miembros de la UNESCO para comprobar el impacto de la construcción del túnel del AVE sobre la Sagrada Familia, que pasará a escasos metros de la fachada, y que ha obligado al gestor de infraestructuras Adif a utilizar un muro de pilares de protección de los cimientos.
El arquitecto ha remarcado que la delegación de UNESCO se quedó sorprendida "de lo cerca que pasaba el túnel" de la fachada y han dicho bien claro que el riesgo cero no existe".
Bonet ha subrayado que la administración se comprometió a no continuar con la construcción del muro hasta que estuvieran listos unos informes sobre la afección del muro, pero que los trabajos han continuado.
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