Tras las huellas de Gaudí en Tarragona

POR JUAN BASSEGODA NONELL
PRESIDENTE DE AMIGOS DE GAUDÍ

Reus y Riudoms se disputan ser el lugar de nacimiento de Gaudí, pero no poseen ninguna obra del arquitecto, en tanto que en la vecina ciudad de Tarragona está la capilla del Colegio de Jesús-María, cuyo altar fue proyectado por Gaudí en 1882, dentro de la capilla neogótica, que no es obra de Gaudí, sino copia de la del colegio madre de Rodez.

Pero merced a la investigación paciente y concienzuda del riudomense Juan Torres Domenech, publicada en la revista «L´OM» en julio-agosto de 2007, se ha localizado la presencia de Gaudí en otro proyecto para la ciudad de Tarragona.

El 8 de septiembre de 1907, el «Diario del Comercio» de Tarragona, comentaba que por aquellas fechas se esperaba la visita del «notable arquitecto Sr. Gaudí para dirigir las obras en el edificio del Patronato Obrero», entidad vinculada al Arzobispado de Tarragona.

El 12 de septiembre de 1907, según el «Diario de Tarragona» del 13 del mismo mes, Antonio Gaudí, junto con el capellán custodio de la Sagrada Familia mosén Gil Parés Vilasau (1880-1936), los arquitectos Bernardino Martorell Puig, secretario de la Junta de Obra de la Sagrada Familia y José María Jujol Gibert, y el escultor Carlos Mani Roig, protegido de Gaudí y autor de diversas obras en dicho Templo, visitaron la ciudad de Tarragona. Allí visitaron los locales del Patronato y apreciaron las buenas cualidades del mismo para la instalación de un teatro.

Al parecer fue Jujol quien se hizo cargo del proyecto, aun cuando bajo las directrices de Gaudí ya que, tres años después, en el diario católico «La Cruz», del 19 de enero de 1910, se da cuenta de la presentación en el teatro del Patronato Obrero de un cuadro plástico titulado «La presó de Lleida», de la que era autor mosén Jaime Bofarull, haciéndose a continuación un elogio del teatro, «notabilidad artística de la ciudad, de originalidad poco común, con profundo estudio de la estética, de las necesidades de visualidad, higiene y comodidad. Prevaleciendo en el mismo la idea de que los espectadores, donde quiera que se situaran, tuvieran una perfecta visión del escenario». Señala igualmente el comentario de «La Cruz» que, por encima de todo, destaca la depurada manera de hacer, que se acusa con solo citar los nombres de Gaudí y de su ayudante, nuestro compatricio Sr. Pujol» (sic).

De todo ello se infiere que, si bien la realización y decoración de la obra se debieron a Jujol, la idea y supervisión correspondió a Gaudí, a pesar de no haberse conservado ningún dibujo o croquis del maestro, lo cual es frecuente en las obras de Gaudí realizadas por sus ayudantes, como son los casos de Berenguer en Garraf o en Llinars, Jujol en el monumento a Jaime I Sugrañes en Bellesguard , Pericas en Vic o Jujol y Buenaventura Conill Montobbio en la decoración del salón de Lonja Mar para los Juegos Florales de 1907.

Gaudí había proyectado en 1905, para el pintor Luis Graner Arrufí la «Sala Mercè» en la Rambla de Canaletas, local donde se representaron cuadros plásticos o visiones musicales que se prolongaron hasta 1907, es decir coincidiendo los igualmente denominados cuadros plásticos en el Teatro del Patronato Obrero de Tarragona. En la Sala Mercè actuó también de escenógrafo Salvador Alarma. La «Sala Mercè» fue posteriormente cinematógrafo y subsistió hasta 1913.

Error en el nombre

Es curioso señalar el error en el nombre de Jujol, al que citan como Pujol, error frecuente, hasta el punto que en la esquela anunciado su defunción 1949, figura como José Maria Pujol.
Jujol se consideró solamente un ayudante de Gaudí y en la hoja de servicios como profesor de la Escuela de Trabajo de Barcelona, no figura ninguna de las obras realizadas al lado de Gaudí. Por otra parte Jujol había terminado su carrera y ganado el título de arquitecto el 18 de mayo de 1906 y aunque colaboró con Luis Domenech y Montaner y José Font y Gumà, incluso antes de acabar la carrera, es evidente que en 1907 cuando visitó el Patronat Obrero de Tarragona, era un muy bisoño arquitecto actuando a la sombra de Gaudí. El teatro del Patronato Obrero años después se convirtió en el Teatro Metropol dejando de depender de Arzobispado y, entre 1992 y 1995 fue restaurado y profundamente modificado por el arquitecto José Llinás Audet, por lo que poco subsiste de la intervención de Jujol y mucho menos de la de Gaudí.

Quede constancia de la presencia de Gaudí en el inicio y trazas fundamentales de una obra ignorada de la mejor época del arquitecto, cuando, entre 1907 y 1910 estaba ocupado en las obras de la Pedrera, la catedral de Mallorca, el Park Güell, la cripta de la Colonia Güell, el Templo y las escuelas de la Sagrada Familia y la referida Sala Mercè. De este proyecto, llevado a cabo por Jujol, solo queda la descripción de sus características por el autor, que firma tan solo con la inicial P. en el diario católico «La Cruz» de Tarragona, en la mencionada edición del 19 de enero de 1910.

Entre otras cosas menciona que la disposición de los asientos, hecho con mayor interés en la comodidad de los asistentes y a la seguridad para un rápido y ordenado desalojo de la sala en caso de necesario, por encima del lucro de la empresa.

También escribe que se supera la posibilidad de que unos espectadores se conviertan en espectáculo de otros, tal como sucede en la mayoría de los teatros de entonces. Esta intención, según el cronista, «tenía mucha más miga de lo que podía aparentar en orden a evitar tentaciones de lujo y competencias de trajes y tocados», comentario muy propio de «La Cruz», diario católico fundado en 1901 y portavoz del que fuera cardenal arzobispo de Tarragona, Francisco Vidal y Barraquer (1868-1943).

Como comentario final el entusiasta cronista añade que la decoración, que atribuye a Jujol, «realza dignamente la obra dando razón a afirmar rotundamente que la sola contemplación de la sala ha de ser íntimo solaz de quien tenga barruntos siquiera de buen gusto».


Interesante nota a la que yo solo añadiría que la autoría de las obras de Gaudí, Jujol, Berenguer y todos los otros personajes del Taller Gaudí nunca han quedado absolutamente definidas porque trabajaban totalmente en equipo, así que jamas compitieron según yo creo por la firma de un proyecto.

Es actualmente que la gente pretende atribuirle los méritos a uno o a otro en su tiempo era el trabajo de todos y todos querían dejar su huella sin borrar la de su compañero.

Luis Gueilburt

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