Cuatro mil fieles arropan al obispo
El nuncio de España, cardenales, arzobispos y prelados acompañaron
a Jesús Murgui. La celebración se prolongó varias horas y se alternó
el catalán con el castellano. Autoridades políticas y militares de las islas
acudieron a la Seu.
Unas cuatro mil personas llenaron ayer la catedral para dar la bienvenida al nuevo obispo
de Mallorca, Jesús Murgui, en una ceremonia que se prolongó varias horas
y a la que asistieron las máximas autoridades eclesiásticas. Desde su entrada
en la Seu como durante su homilía, el prelado arrancó en varias ocasiones
los aplausos de los presentes, entre los que también había vecinos de las
localidades valencianas de Ontinyent y Aldaia.
La capacidad de la catedral fue suficiente para acoger a los 4.000 fieles que quisieron
asistir a la toma de posesión de Jesús Murgui, aunque se instalaron dos
pantallas gigantes para que las personas sentadas en una de las naves laterales y más
alejadas del altar pudieran seguir la ceremonia.
Todo el acto se desarrolló a un ritmo más ágil de lo que el obispado
había previsto para esta celebración, pese a que en la procesión
dentro de la catedral participaron cientos de sacerdotes, además del nuncio de
España, Manoel Monteiro de Castro, tres cardenales, cinco arzobispos y quince obispos.
Desde la llegada de Murgui al portal Major hasta que se entonó el Glòria,
no dejó de repicar la campana más antigua de la catedral, n?Eloi.
El momento más importante de la ceremonia se produjo cuando Jesús Murgui,
invitado por el arzobispo metropolitano de Valencia, Agustín García-Gasco,
tomó posesión de su cátedra y se sentó en la silla medieval
que el obispo Campins y Antoni Gaudí restauraron hace cien años.
Posesión de la cátedra
Eran las doce y cuarto del mediodía y las miles de personas que asistían
a esta ceremonia histórica se pusieron en pie y aplaudieron a su nuevo obispo después
de que el nuncio le entregara el báculo y se cumpliera de esta forma la toma de
posesión de la diócesis de Mallorca.
Hasta ese momento, había sido el nuncio quien había presidido la eucaristía
y quien, en catalán, ordenó que fueran leídas las cartas apostólicas
enviadas por el Papa y con las que había nombrado a Jesús Murgui obispo
de Mallorca. Tras esta lectura, Andreu Genovart, administrador diocesano durante los nueve
meses transcurridos desde la muerte de Teodor Úbeda, mostró la carta al
colegio de consultores y leyó las cartas en voz alta. También intervino
el decano del Capítulo de la Seu, Joan Bestard.
Ya como obispo de Mallorca, una representación de la diócesis acudió
hasta la cátedra para besar el anillo del prelado como símbolo de respeto.
Posteriormente, Jesús Murgui pronunció sus primeras palabras en la catedral
para entonar el Glòria.
En el transcurso de la ceremonia, tanto los representantes de la Iglesia como las personas
que hicieron las lecturas fueron alternando el catalán y el castellano, al igual
que hizo Jesús Murgui en su homilía. Como ya se había anunciado previamente,
los Blavets de Lluc y los Vermells de la Seu, la Capella Mallorquina y la Coral de la
catedral entonaron todos los himnos y cantos de distintos compositores ligados a Mallorca.
La procesión de las ofrendas también tuvo su simbolismo y en ella participaron
los hermanos del nuevo obispo, niños, un matrimonio, religiosos e inmigrantes como
representación del resto de población. En los primeros bancos, seguían
la ceremonia las principales autoridades políticas y militares en la isla.
Al finalizar la eucaristía, los miles de asistentes, uno por uno, se acercaron
a saludar al obispo.
M. TERRASA. PALMA
Diario de Mallorca
Martes 24 de Febrero 2004
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