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o último de Gaudí en el Mundo

Mallorca olvida el legado de Gaudí

La reforma interior de la catedral de Palma cumple 100 años entre el silencio de las instituciones

Hace exactamente 100 años, Antoni Gaudí recibió el encargo de dirigir la reforma interior de la catedral de Palma de Mallorca en el que fue uno de los pocos legados que el genial arquitecto catalán dejó a la sociedad balear. Este centenario, sin embargo, ha pasado prácticamente desapercibido y ninguna institución ha previsto, de momento, rendir un homenaje a Gaudí, quien durante 10 años trabajó en la catedral palmesana.
El arquitecto recibió en diciembre de 1904 el encargo de modificar el interior del templo que ordenó construir a principios del siglo XIV Jaume II, primer rey de Mallorca. El entonces obispo de Mallorca, Pere Campins, se enfrentó a muchas voces contrarias y pidió al genio modernista que cambiase la decoración del interior de la catedral.
Gaudí creó un conjunto de vidrieras que aún hoy es uno de los elementos más admirados por los visitantes de la seo, y cambió de arriba a abajo el altar mayor. El artista adelantó el altar para que pudiese ser visto desde cualquier rincón de la catedral y creó un baldaquino que revolucionó por completo los esquemas de la iglesia mallorquina. Este baldaquino es, en realidad, una maqueta hecha parcialmente de cartón, pero las prisas obligaron a Gaudí a instalar de forma definitiva la pieza sobre el altar mayor.
"Hay muchas personas que dicen que este baldaquino sobra y que no debería estar en la catedral. Otros creen, sin embargo, que lo que sobra es la catedral y que lo más relevante es el baldaquino", explica Pere Llabrés, canónigo de la catedral y uno de los expertos en la obra de Gaudí.

MUCHAS PRESIONES
El arquitecto catalán tuvo que aguantar numerosas presiones durante los 10 años que trabajó en la catedral de Palma, aunque siempre contó con el apoyo del obispo Campins. Gaudí suprimió los coros que estaban instalados en el centro de la catedral y eliminó los cirios para llevar la electricidad al templo.
En 1914, Gaudí abandonó de forma precipitada el trabajo, dejándolo inacabado, tras otra discusión sobre los planes de reforma. Nueve décadas después, el legado del arquitecto no ha merecido ningún reconocimiento de las instituciones baleares. Como en 1914, Gaudí tampoco recibe ahora el trato que merece su genial trabajo en la catedral de Palma.

El Periódico
Juan Mestre
Martes 14 Diciembre 2004